Los problemas que afectan a la industria golpearon con fuerza a las automotrices. Y las marcas del gigante asiático están entre las más perjudicadas: no paran de perder terreno en la Argentina y ahora, acorraladas, comenzaron a frenar proyectos y congelar planes de inversión. La oferta de autos chinos fue una de las noticias que movilizó al mercado entre 2017 y 2018. Más de 10 compañías que llegaron al país en menos de un año y se sumaron a las tres pioneras que existían hasta ese momento: Chery, que fue la primera en 2008; Jiangxi Jialing Motors -JMC-, que hizo lo propio en 2011 y Lifan, que desembarcó en 2015.Así, el mercado llegó a un número de 13 opciones de ese origen para elegir en un corto período, convirtiendo a las automotrices chinas en las que más variedad de marcas ofrecían en el mercado local.
Las expectativas indicaban que su crecimiento sería mucho más rápido que, por ejemplo, las coreanas, las últimas que habían irrumpido en el mercado con modelos desconocidos y que les llevó por lo menos una década asentarse. Para las chinas, todo parecía simple: a partir de una oferta variada y precios comparativamente más bajos, lograron alcanzar un market share de casi 1,5% promedio en 2018, igualando la participación de todas las marcas premium instaladas en el país. Incluso, en el arranque del 2018, la proyección que manejaban era alcanzar, en conjunto, el 5% del mercado en un período de cinco años.Sin embargo, el salto del dólar y la inquietud en torno al tipo de cambio, sumado a la caída del poder adquisitivo y al avance de las tasas de interés, provocaron un desplome de los patentamientos de toda la industria. Pero las marcas chinas vienen cayendo bastante por encima del promedio. De esta manera, el boom de anuncios se detuvo y los proyectos se paralizaron, con cambio de planes en varias de las marcas que pensaban empezar la comercialización este año.
Desplome
Del total de marcas chinas que hay en el mercado, la mayoría sufrió bajas. Las únicas excepciones son aquellas que se lanzaron a partir del segundo trimestre del año pasado, cuando el mercado ya estaba en crisis, o que llegaron más tarde, por lo cual no hay registros para establecer un comparativo.
En total, las compañías chinas llevan vendidas hasta julio 3.003 unidades, frente a las 7.425 unidades del período enero-julio del año pasado. Eso implica un derrumbe cercano al 60%. El mercado total también cayó, pero bastante menos: la baja fue del 49%.
Por marcas, Chery -la más antigua-, acumula un desplome del 68% en el año, con 1.361 unidades patentadas en el año. Su caída es mucho mayor al promedio general.
Lifan, la segunda en explorar el mercado, enfrenta una realidad incluso peor: sufrió una baja superior al 70%, con apenas 343 patentamientos.Completan el ranking las marcas DFSK, con una caída del 57% y 238 unidades vendidas, y Geely, con apenas 216 unidades y una contracción del 66 por ciento.A este grupo se suman Jac (166 vehículos), Shineray (158), Baic (145), Great Wall (142) y Foton (105). Luego, aparece un pelotón de marcas con volúmenes marginales, por debajo de las 100 unidades, como Haval, Changan, JMC y DFM.
La mayoría, son compañías desconocidas para la mayoría de los argentinos. Changan, por ejemplo, es importada por el grupo Car One y en julio patentó apenas 5 unidades. Este grupo también importa otras dos marcas: Great Wall, enfocada en las pick ups, y Haval.
Marcha atrás
Como consecuencia de esta caída, las compañías están revisando sus proyectos en la Argentina.
Una de las postergaciones más importantes fue confirmada a iProfesional por Fernando Marino, director de Ralitor, empresa importadora de JMC, Dongfeng -DFM-, Shineray; y socio del grupo Belcastro para la comercialización de Foton y Baic.Uno de los planes de Ralitor era fabricar en el país, pero por el contexto decidieron dejar en suspenso el proyecto.»El plan de fabricación era para camiones, y ese rubro está más golpeado que el de autos. Por lo tanto, ahora que nos dieron la autorización y podíamos empezar a trabajar nos encontramos con este declive y tuvimos que suspenderlo», se lamentó Marino.
El plan confirmado por la empresa era en dos etapas, por u$s10 millones. El primero era para producir en los actuales talleres de Ralitor en Ringuelet, hasta que se construyera la planta definitiva en el Parque Industrial La Plata 2. El modelo en vistas para la producción era el JMC Euro V. «Fabricar no es sencillo en un mercado que no tracciona. No es fácil hacer una proyección a largo plazo. Además, para concretar el plan también necesitamos una mayor escala que no estaba garantizada», agregó el directivo.Otros planes en suspenso y que por ahora no tienen fecha de lanzamiento son los casos de Zotye, Borgward y Faw, otras tres compañías que iban a instalarse este año en el mercado local.
En el caso de Zotye, tuvo un primer intento en 2018, que fue suspendido por problema de adaptación de los vehículos a la norma Euro 5 que rige en el país, hasta que este año se designó como importador a Corven, una marca del grupo Iraola, más conocida por su participación en el segmento de las motos.
Todavía no hay certezas sobre su lanzamiento oficial pero podría ser a fin de año. Faw es otra de las marcas que ya tiene su página web activa en la Argentina con los modelos que van a comercializar. Sin embargo, tampoco tiene un plazo oficial para su presentación. En la web se promocionan dos SUV y tres utilitarios livianos. Contactados por iProfesional, no dieron respuestas.
Por último Borgward, una marca de origen británico que actualmente se fabrica en China, prometió volver al mercado en 2017. La llegada se pospuso para el 2018 y finalmente se dijo que desembarcaría en 2019. Sin embargo, esto no ocurrirá.
Así lo confirmó a iProfesional Alberto García Carmona, representante de la firma en el país. «Por las condiciones del mercado estamos esperando», aseguró.¿Llegará en 2019 o ya hablamos de 2020? fue la repregunta. «Seguro en 2020», adelantó el directivo.
Del optimismo a las dudas
La situación que rodea a este tipo de compañías es la misma que sobrevuela al mercado en general: cambio de planes, precios en alza y baja en las expectativas del consumidor.
Si bien el plan que arrancó en junio con bonificaciones para los 0km, apuntalado por el Gobierno, ADEFA y CIDOA trajo de aire fresco, todavía no es suficiente para que las empresas relancen sus proyectos.
«El impacto del plan de bonificaciones se nota porque no solo trae público a los concesionarios por un modelo puntual, sino que ese publico siempre termina haciendo alguna operación diferente quizás al conocer la oferta. Esa afluencia de público moviliza el mercado y es buena de alguna forma», comentó Marino.Sin embargo, el empresario advirtió que la financiación sigue siendo una de las grandes trabas. «Si no cambian las tasas de interés, no hay opción de crecimiento», explicó Marino.El otro tema para las firmas de origen chino es que se achicó la brecha de precios con los modelos de otras marcas generalistas con más trayectoria. Esto genera que resulte más difícil ganar clientes. «El cimbronazo en el mercado que se sintió el año pasado afectó a todo el mercado, porque todos los autos de alguna forma están ligados al dólar. El tema es que el segmento de vehículos chinos es chico, entonces hubo un mayor impacto y además el dólar nos pega directamente porque tenemos más impuestos, como origen extrazona, y la dinámica es muy distinta a las terminales que fabrican en el país«, agregó Marino.En este sentido, algunas comparaciones muestran cómo, a pesar de que varias marcas mantienen los precios congelados, la brecha se achicó y la única opción para las importadoras es perder rentabilidad para seguir siendo competitivas.
«Los valores de lista de Lifan Argentina está bonificados y estáticos desde abril de este año», comentó Paula Cavicchioli, CEO de la compañía, una de las pocas que no alteró los planes de lanzamientos. Algunos ejemplos que muestran como los precios quedaron prácticamente en la misma escala:
-En el segmento de los SUV, que es donde mayor es la oferta de marcas chinas, una Chery Tiggo 5 arranca en $933.500, mientras que asciende a $1.140.500 en su versión full; el Shineray X7 comienza en $937.200 y su versión con caja AT ya supera el millón de pesos, mientras que el Lifan X70 arranca en $969.000.
Por otro lado, comparado con marcas masivas, una Honda HR-V, una de las más vendidas entre los SUV, comienza en $1,1 millones, mientras que un Nissan Kicks de entrada de gama tiene un valor de 812.000 pesos.
En el segmento de autos, un Chery Fullwin hatchback sale $644.000, mientras que un Onix Joy, la versión más económica de Chevrolet, arranca en $487.900. También se puede conseguir un Renault Sandero por 530.000 pesos.
Esas diferencias son clave a la hora de tomar la decisión, porque si bien estas marcas crecieron y van venciendo «prejuicios» por parte de los consumidores, todavía les resulta más difícil competir frente a las más tradicionales del mercado.
Esta realidad contrasta con lo que ocurre a nivel internacional: China es el mayor fabricante y vendedor de vehículos del mundo, con más de 28 millones y 24 millones de unidades, respectivamente.
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