¿Cómo cayó en el mercado el anuncio de flexibilización del cepo? Es una pregunta difícil de responder, porque cada uno tenía expectativas diferentes: para quienes creían que el impacto inmediato podía ser una suba de los bonos y una caída en el dólar paralelo, habrá dejado sabor a frustración.
De hecho, la reacción fue más bien la inversa, con caídas de hasta 2,8% en los bonos globales y también pérdidas en las cotizaciones de acciones argentinas en Wall Street. Claro que es difícil determinar hasta dónde esto obedece a una mala recepción a las nuevas medidas y hasta dónde hay otros motivos, incluyendo la influencia del mercado global, donde las monedas latinoamericanas siguen devaluándose.
Otra expectativa planteada por algunos analistas era que se pudiera achicar la distancia entre el dólar blue y los tipos de cambio financieros -CCL y MEP- como consecuencia de la liberación para la operatoria al público que había solicitado subsidios. No fue lo que ocurrió.
Sin embargo, esta situación no alcanza como para decir que hubo una mala recepción de los anuncios. Porque, sobre todo, hay un costado político detrás de la estrategia de comunicación del gobierno. Y en ese sentido, el objetivo parece estar encaminado: hoy hay expectativas mucho más altas sobre un desarme del cepo del que había hasta hace pocos días.
Para muchos analistas, las medidas implican que los controles cambiarios estarán levantados antes de fin de año. Es algo sobre lo que había escepticismo en las últimas semanas, al punto que se atribuyó a esas dudas la escalada del dólar paralelo y los reveses en los bonos de la deuda soberana.
El mensaje implícito tras el comunicado del Banco Central es que se continuará en una estrategia secuencial, que ya había sido pedida por el Fondo Monetario Internacional.
Luis Caputo y la flexibilización del cepo al dólar: el recordatorio de la estrategia «secuenciada»
«En la transición hacia un nuevo régimen monetario (que involucra la competencia de monedas), la política monetaria evolucionará para seguir anclando las expectativas de inflación y la política cambiaria se hará más flexible, al tiempo que se seguirán reduciendo las restricciones y controles cambiarios a medida que las condiciones lo permitan», expresaba un comunicado oficial del Fondo en una de las últimas revisiones.
Kristalina Georgieva se encontrará con Toto Caputo justo después del anuncio de una flexibilización en el cepo cambiario
Era una declaración que se mostraba a tono con lo que argumentaban los funcionarios, en el sentido de que las medidas de política económica -desde la controvertida baja de las tasas hasta la definición de un ancla monetaria- debía ser comprendida en el marco de una estrategia donde la palabra clave era «secuencia»: primero evitar el desborde hiperinflacionario, luego acumular reservas mientras se cerraban las canillas de emisión monetaria. En simultáneo, consolidar el superávit fiscal. Y recién cuando se hubiera retirado el «overhang» o sobrantes de pesos y se hubiera limpiado el balance del BCRA, levantar el cepo.
Mientras tanto, la propia vigencia de los controles permitirían una convergencia de la inflación a los niveles del crawling peg -2% mensual- y se continuaría con el acomodamiento de precios relativos -con una suba real en el precio de servicios públicos-.
El propio FMI suscribía esa política de avanzar «paso a paso», al afirmar que la recuperación de la actividad económica sería el resultado de «reformas cuidadosamente secuenciadas» para remover los obstáculos a la productividad y la inversión.
Sin embargo, en las últimas semanas aparecieron ruidos en esa sintonía entre Caputo y el organismo financiero. Fue evidente que al staff del Fondo no le gustaron las medidas intervencionistas para vender dólares en el mercado «contado con liqui». En primer lugar, este tipo de políticas va en contra de la postura tradicional del FMI, que promueve la libre flotación. Y, en segundo término, veía peligrar el objetivo de acumular reservas que respalden la capacidad de pago de la deuda argentina.
Es por eso que estas medidas de flexibilización del cepo conllevan un mensaje, en primer lugar, al propio FMI y a los gerentes de los bancos de inversión. Es un recordatorio de que aquel plan «secuenciado» sigue su marcha tal como había sido diseñado.
Por lo pronto, resulta sugestivo el «timing» del anuncio: justo en vísperas de que Toto Caputo se encuentre con Kristalina Georgieva y la plana mayor del FMI, así como con funcionarios del Tesoro estadounidense. La flexibilización del cepo también lleva un mensaje tácito para el mercado financiero, en un momento en el que el gobierno planea volver a pedir crédito bajo el formato de un préstamo «repo».
Cepo al dólar: medidas de Luis Caputo, con más peso político que económico
El debate, en este momento, pasa por determinar cuánto de la flexibilización del cepo tendrá un impacto real sobre la actividad económica y cuánto permanecerá apenas en el terreno de lo simbólico.
En principio, no se generaron grandes expectativas de cambio por el hecho de que a los pequeños ahorristas que tenían vedado el acceso al dólar MEP -por haber recibido subsidios estatales- ahora puedan tener acceso a esa operatoria de triangulación de bonos.
Milei había recibido de un tuitero la sugerencia de aliviar el cepo a los exportadores de servicios
Para empezar, siempre ha sido un mercado más de inversores grandes y de empresas que de pequeños ahorristas, que siguen recurriendo mayoritariamente al blue en las «cuevas» del microcentro. Pero, además, quienes sí tenían voluntad de comprar en el MEP ya estaban encontrando flexibilidad de hecho, con bajos niveles de supervisión por parte de los organismos regulatorios.
En definitiva, hay cierto consenso de los analistas respecto de que se trata de una medida en el sentido correcto, que transmite un mensaje de apertura, pero que no mueve la aguja en el corto plazo.
Algo similar se percibe respecto de la medida que duplica el cupo de ingreso libre para los exportadores de servicios. A cada uno de estos trabajadores, a título individual, le resulta una noticia digna de celebración, pero que tampoco cambiará el panorama en el ingreso de dólares a la economía.
Después de todo, en el acumulado entre enero y mayo, por el concepto de exportación de servicios profesionales ingresaron u$s2.144 millones, una cifra que no sólo es pequeña sino que además implica una caída de 14% respecto del año anterior. Es decir, la tendencia era a una caída, en contraposición a otros rubros de salida de dólares que van en ascenso, como el gasto por turismo en el exterior.
En todo caso, esta medida tiene un impacto político más que económico. Y resultó sugestivo el hecho de que el propio Javier Milei haya prometido esa medida ante el reclamo de un tuitero, el pasado domingo, durante una de sus sesiones de diálogo con el público de las redes.
Cepo al dólar: las claves del alivio importador
En cambio, donde sí se espera que haya un efecto real de la flexibilización del cepo es en el ámbito del comercio exterior, sobre todo en las importaciones.
Desde ya, el acortamiento en el plazo de pago para los importadores de rubros no esenciales -como la energía o los medicamentos- fue un motivo de celebración. Implica que los empresarios se harán ahora con las divisas en un plazo de dos meses después de la descarga en aduana, lo cual acota los niveles de incertidumbre en la operatoria importadora.
Pero también es cierto que la medida exacerbó algunas inquietudes que ya había en el mercado respecto de si el Banco Central daría abasto para cumplir tantos objetivos con la misma cantidad de reservas -intervenir en el mercado CCL, aumentar el flujo a los importadores y, además, garantizar el pago de bonos y obligaciones financieras-.
Las nuevas medidas tendrán impacto sobre las importaciones, que ya estaban cursándose por el mercado CCL en un 30%
Era un tema que ya había merecido advertencias, como la de Domingo Cavallo, que advertía sobre un adelgazamiento en el aporte de la balanza comercial en el segundo semestre. «Con un nivel de importaciones fuertemente reducido por la recesión y el stock de productos importados acumulado durante 2023, el saldo positivo de la balanza comercial en los primeros cinco meses de 2024 fue del 17% de las exportaciones. Esto quiere decir que todas las compras netas del Banco Central en esos cinco meses se explican por el diferimiento del pago de importaciones, algo que ya no ocurrirá a partir del mes de julio», argumentaba el influyente ex ministro.
Y en los reportes de expertos se alertaba sobre un deterioro del nivel de reservas. Por caso, Consultatio argumenta que, con el nuevo esquema monetario implementado por Caputo, habrá una salida de u$s1.900 millones que el BCRA realmente no posee, y que esto llevaría a duplicar el nivel de reservas negativas, que llegarían a un nivel de u$s4.000 millones.
Ahora, con el anuncio de los plazos más cortos para importar, se sumaron otras advertencias, como la de Salvador Vitelli, quien señala que octubre será el mes de mayor estrés para el pago de importaciones por parte del BCRA, dado que en ese momento vencería una cuota equivalente al 150% de lo importado de esos productos. Esto ocurre por el pendiente de las cuotas anteriores, que se superponen con el nuevo esquema.
Esta situación es también lo que generó inquietud en el mercado, y llevó a que los analistas echaran luz sobre otra situación: era creciente la cantidad de importaciones que se estaba canalizando en el mercado del CCL -algunas estimaciones apuntan a un 30% del total-. Es un flujo mayor a la oferta de dólares que aportaban los exportadores agrícolas por la vía del «dólar blend».
Un reporte de la consultora Outlier, que dirige Gabriel Caamaño, argumenta que una posible motivación del gobierno sea la necesidad de quitarle presión compradora al CCL mientras los importadores esperan el plazo de tres meses para volver al mercado oficial.
«En tal caso, también trae aparejada una suba de la demanda del dólar oficial cuando se cumplan el plazo de la restricción cruzada, que todavía no parece muy activa a juzgar por los volúmenes operados en el MLC. De resultar, quitaría presión compradora del CCL en el corto plazo y sólo sumaría presión compradora en el MLC pasados hasta 90 días», observa el informe.
En definitiva, el mercado está interpretando las medidas de flexibilización del cepo como una mezcla de señales políticas junto con medidas financieras que oxigenan las cuentas en el corto plazo pero no despejan las dudas a mediano plazo, sobre todo si se tiene en cuenta que el cepo sigue tan vigente como siempre para los exportadores que traen los dólares al país.
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