Pulsa «Intro» para saltar al contenido

por qué será clave para el DÓLAR



A partir del 2 de septiembre, el Gobierno bajará del 17,5% al 7,5% la alícuota del Impuesto PAIS a las compras externas y abaratará, así, las importaciones. Aunque la medida apunta a una reducción de costos que quite presión a la inflación, muchos sostienen que este es un buen momento para recomponer el tipo de cambio de dólar oficial que viene perdiendo terreno desde la devaluación de diciembre.

En este punto, hay dos «bibliotecas» con visiones diferentes sobre el mercado cambiario.

Por un lado, el Ministerio de Economía y el Banco Central se enfocan en el programa monetario y el balance del mercado de pesos. Por el otro, los críticos miran el mercado de dólares y las dificultades en la acumulación de reservas, necesaria para fortalecer la posición y mejorar la confianza en un sendero de liberación del cepo cambiario.

Para algunos, si el dólar «saltara» en línea con los 10 puntos de reducción del Impuesto PAIS no habría gran impacto en la inflación. Lejos de esto, el ministro Luis «Toto» Caputo está esperando que esa baja se traslade a precios y descarta totalmente salir del esquema del 2% mensual del crawling peg (desplazamiento) que tiene el tipo de cambio oficial desde diciembre.

¿Se puede devaluar sin impacto en los precios?

«Mucha gente dice que la baja del impuesto PAIS es una oportunidad para recomponer el tipo de cambio, porque se puede compensar esos 10 puntos. Esto es erróneo», aseguró Fernando Marengo, economista de Blacktoro y socio del Estudio Arriazu en un encuentro con clientes de S&C Inversiones.

Días, atrás, el propio Ricardo Arriazu, economista muy reconocido en el sector empresario y exrepresentante argentino ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), había advertido: «La mayoría de los economistas creen que hay que devaluar. Yo creo que no. Creo que, si devaluamos, chau, se acabó todo el programa, se acabó (Javier) Milei, se acabó todo».

Se refería a que uno de los principales activos del Gobierno en materia de credibilidad es que está mostrando buenos resultados en la baja de la inflación.

El economista tucumano hace referencia a la «calesita de precios relativos»: cuando se devalúa, tarde o temprano el salto del dólar pasa a precios, luego empiezan a quedar atrasadas las tarifas, los salarios y los márgenes empresarios y, cuando estos se comienzan a recomponer, se vuelve a atrasar el dólar pero con un nivel de precios más altos.

«El impuesto PAIS afecta a los bienes importables (aquellos que se pueden importar), que tienen una ponderación de 18 puntos en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Esto tiene un impacto directo que, si se devalúa, se amortigua«, explica Gustavo Reyes, economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea.

«Pero ¿qué pasa con los bienes exportables? Esto tienen una ponderación del 36% en el IPC y muchos de ellos son alimentos. La devaluación tiene un efecto directo y más importante que sobre los importables», advierte Reyes.

«Es cierto que, con una devaluación los importados no debería subir pero los exportables, los servicios públicos y los combustibles, con valores atados al dólar, sí», agrega Marengo.

Reyes coincide en que «si se devalúa, claramente, va a subir la inflación» y, además, la brecha podría «subir por la desconfianza» ya que la gente esperaría una inflación más alta.

El dilema de la salida del cepo

«La baja del impuesto PAIS del 17,5 al 7,5, lo devuelve a valores de 2023, y por ello no es un aliciente para corregir el dólar oficial. Más que ajustarlo, el Gobierno debe definir una hoja de ruta de cómo y en qué tiempos desarman el cepo para eliminar múltiples desarbitrajes que existen en el mercado de cambios, porque cada semana que pasa hace más difícil y más costoso ejecutarlo», opina Diego Dequino, exdirector del Banco Nación y presidente del Centro de Estudios en Economía, Sociedad y Tecnología (CEESyT).

Dequino señala que se debe «comenzar a desarmar el cepo cuanto ante por dos motivos. El primero, porque se está amasando un retraso en el tipo de cambio que la única manera de contenerlo es con mayor recesión o deflación de precios, algo poco deseable dada la caída de la actividad y el aumento en la pobreza de este 2024. El segundo, porque mientras exista cepo, no habrá precios relativos estables y con ello el desarbitraje financiero la recuperación de la actividad económica».

El economista sostiene que «un salto en el dólar oficial, con el cepo tal cual está, tendrá efectos sobre los precios internos. Pero, si el salto en el precio del dólar está ligado a un desarme -o inicio- del cepo, hará aumentar la oferta de dólares atesorados por particulares y eso puede compensar la presión sobre los precios».

La mirada en la falta de reservas

El tema es que el Gobierno es reacio a dar un esquema de desarme de las restricciones cambiarias. «Sin dólares propios (las reservas netas son negativas en unos 6.000 millones de dólares), salir del cepo sería suicida«, dice Marengo.

Caputo lo puso en estos términos: «No ponemos fecha (a la salida del cepo) sino condiciones. Tenemos un plan y no importa tanto el cuándo sino el cómo. Queremos que, cuando salgamos, no pase absolutamente nada».

El ministro defiende el foco en la baja de inflación, porque esto «ayuda a bajar la brecha, permite acumular reservas y se está más cerca de salir del cepo«.

«La compra de dólares del BCRA en el mercado de cambios no tiene que ver con las exportaciones o las importaciones sino con la demanda de pesos respecto de la oferta de pesos que hace el Banco Central. Depende de cuántos demanda la economía y cuántos pesos está emitiendo el BCRA», sostiene Marengo.

Reyes acuerda con la visión oficial de controlar la cantidad de dinero para que acompañe la monetización de la economía (incluso, esterilizando los pesos sobrantes por la liquidación de exportaciones) aunque opina que «sería mejor que esto se aproveche totalmente para recuperar reservas, en lugar de que el Banco Central se haga cargo de ir cancelando las Lefi». «El BCRA necesita comprar reservas, para salir del cepo y que baje la prima del riesgo país», asegura.

¿Está atrasado el tipo de cambio?

Una discusión que subyace por detrás de las recomendaciones de ajustar el dólar oficial es si el tipo de cambio está o no atrasado.

Indudablemente, está mucho más abajo en términos reales que en diciembre pero las opiniones, aquí también están divididas.

«El dólar está sin dudas atrasado en términos históricos», asegura Dequino y detalla: «Mirando series de tres décadas, el dólar oficial está 24% retrasado respecto del promedio. Comparando desde el último desarme del cepo en diciembre de 2015, el retraso es del 17%. Y, si se toman los picos, el retraso es mucho mayor, hoy es un 46% menor al valor fijado en la última devaluación del 12 de diciembre de 2023».

La crítica a la comparación con el promedio histórico es que eso incluye épocas muy malas y sólo algunos períodos «buenos», cuando el tipo de cambio real fue muy bajo. «Está casi al mismo nivel posterior a cuando (Mauricio) Macri sacó el cepo, allá por abril de 2016. No parece un dólar bajos aunque algunos creen que sí», considera Reyes.

«En los ’90, tuvimos un tipo de cambio muy bajo (menos de $ 600 al valor actual) pero teníamos mucho financiamiento que entraba de afuera. Si el Gobierno va desarmando el cepo, se abre la cuenta financiera y entran capitales, es improbable que se vea un salto cambiario relevante», señala Santiago Bulat, economista de Invecq.

«Si la cuenta financiera estuviera abierta se podría convivir con un tipo de cambio bajo y con el Banco Central comprando dólares. El tema es que, como eso hoy todavía no lo tenemos, necesita tener superávit comercial, importaciones bajas y actividad económica más recesiva. Si se baja el impuesto PAIS, se abaratan las importaciones y el BCRA no tiene dólares, es inconsistente a menos que la recesión sea más fuerte», concluye.





Source link

Los comentarios están cerrados.