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por qué Brasil se convierte en un riesgo para Argentina


Al final, ¿el «lunes negro» de las finanzas globales terminó siendo un día de festejo para el equipo económico? Por lo pronto, no se produjeron ninguna de las reacciones más temidas, ni en la pérdida de valor de los activos locales ni en la cotización del dólar paralelo, ni siquiera en los precios de las materias primas agrícolas.

Tras un inicio que parecía catastrófico, se produjo una reversión en el pánico y eso se reflejó también en el mercado local, donde el índice de riesgo país, tras superar los 1.700 puntos volvió al entorno de 1.600. Y hasta el mercado bursátil, después de un inicio con desplome, tuvo una rápida recuperación de 10% en dos horas, con acciones como YPF que subieron hasta 15 puntos.

Pero, sobre todo, el dólar en el mercado paralelo mostró una calma que ni el más optimista podía haber sospechado: el «contado con liqui» subiendo apenas 1,2% respecto del valor del viernes fue considerado como un movimiento menor para el terremoto que se vivió en los mercados del mundo.

Lo cierto es que la jornada dio pie para que se replantearan los argumentos a favor y en contra del actual programa económico, empezando por el sostenimiento del cepo cambiario. Los analistas más cercanos al gobierno vieron en este nuevo shock un motivo para confirmar la línea de Toto Caputo.

«¡Imaginen lo que sería un lunes negro como hoy si el ministro Caputo hubiera levantado el cepo con alto sobrante de pesos! La íbamos a buscar al fondo de la red. Los procesos de reacomodamiento llevan tiempo y trabajo. Y Aclaro: estoy en contra del cepo», escribió Darío Epstein, director de Research for Traders, que formó parte del equipo de asesores de Javier Milei durante la campaña electoral e hizo de nexo con inversores internacionales.

Por su parte, el consultor Alfredo Romano, que suele ser crítico de la política cambiaria -y opina que Caputo debería acelerar sensiblemente el crawling peg- reconoció que en los momentos de volatilidad internacional es cuando se nota el mérito del gradualismo del ministro. «Lo que ocurrió hoy confirma que es un error grave plantear que Argentina debería haber salido del cepo desde el día uno, porque el país no tiene espalda como para afrontar un shock externo», señaló en una entrevista televisiva.

Otros analistas del mercado financiero -cuyos comentarios son replicados por funcionarios del equipo económico- sacaron como conclusión que Caputo sigue teniendo credibilidad y que la prueba de ello es que la tasa en pesos apenas se movió, mientras el tipo de cambio estaba bajo control.

El cepo, en el centro del debate

Pero los argumentos en favor del cepo y su poder para aislar al país de la turbulencia global están lejos de generar consenso. De hecho, muchos de quienes habitualmente defienden la adopción de un régimen de flotación cambiariavieron este lunes motivos para ratificar su postura.

Por caso, Roberto Cachanosky, que se ha convertido en uno de los más ácidos críticos de la gestión de Caputo, afirmó que quienes defienden al cepo «no la ven», porque sólo se enfocan en el efecto de un día.

«Es como decir que como estoy fuera del mundo, a mí no me afecta. Pero lo que no están contando es toda la inversión que no llegó y el crecimiento económico que nos perdimos por culpa del cepo», afirmo en una entrevista con Ahora Play.

Y, sobre todo, lo que muchos analistas plantean es cuál es el costo de sostener la relativa calma cambiaria, después de las últimas medidas en las que el Banco Central se autoimpone la obligación de intervenir en el mercado vendiendo a precio del «contado con liquidación» parte de las divisas que previamente compró al tipo de cambio oficial.

«El BCRA se tiene que correr del CCL ante este contexto global», advirtió Amílcar Collante, sintetizando el sentimiento de buena parte del mercado, que empieza a alarmarse por la acelerada caída de las reservas en el Central -algunas ya estiman en nivel neto negativo de u$s6.000 millones-.

Por lo pronto, el BCRA tuvo que volver a vender este lunes, por u$s24 millones, después de haberse desprendido el viernes otros u$s25 millones, con lo cual se corta la racha compradora que se estaba insinuando en el arranque de agosto.

Pero, sobre todo, uno de los puntos que recalentó más el debate fue el del agravamiento del retraso cambiario, en la medida en que el gobierno se fija como objetivo estratégico el asegurar la calma del dólar ante un shock externo.

El inquietante espejo de Brasil

En notable contraste con lo que ocurre con el peso, el real brasileño está acelerando su devaluación en las últimas semanas. Es un dato que se suele seguir de cerca, por el hecho de que Brasil es el principal socio comercial de Argentina -al país vecino van el 16% de las exportaciones y desde allí viene el 23% de las importaciones-.

El lunes el mercado cambiario brasileño cerró a 5,73 reales por dólar, lo que implica que la cotización subió un 5,5% en apenas dos semanas.

Para tener una idea de la magnitud de esa corrección, es como si el tipo de cambio oficial en Argentina se hubiese acelerado hasta $974, en vez de los $935 a los que está cotizando. Y si el «contado con liqui» hubiese seguido esa misma velocidad, tendría que estar hoy en $1.378 en vez de los $1.338 actuales.

La depreciación del real brasileño no es un movimiento de estos últimos días en que el mercado global se inquietó por las decisiones de la Fed sobre las tasas y por los volantazos en las economías asiáticas. Por el contrario, es una tendencia sostenida, que se explica por el fortalecimiento el dólar y la consecuente caída en el precio de las materias primas de exportación.

Esto implicó, según la estimación realizada por Fundación Capital, una caída de 33% en la competitividad argentina frente a Brasil, algo de lo que ya está dando cuenta el regreso de notas periodísticas sobre el atractivo que el país vecino vuelve a ejercer sobre los turistas argentinos (los operadores del sector estiman que subirá un 30% la afluencia hacia ese destino).

Sin contrapeso para la soja

En otras palabras, Brasil -como suelen hacer la mayoría de las economías emergentes, cuyo nivel de reservas depende en alta medida de la exportación de commodities– está siguiendo el camino exactamente inverso al de Argentina: devalúan en la medida en que los mercados de materias primas caen.

Es un ciclo clásico: ante una situación de volatilidad, se produce el fenómeno de «vuelo a la calidad» que lleva a los inversores a salir de los mercados de mayor riesgo, para buscar refugio en activos seguros, como los bonos del tesoro estadounidense. Así se produce un fortalecimiento del dólar, que en general dispara el fenómeno inverso de una caída en los precios agrícolas, de metales y del petróleo.

Es exactamente lo que se está viendo en este momento, para preocupación de Argentina, que ve como el precio de la soja en el mercado de Chicago sigue su camino descendente. En los últimos días llegó a u$s370 por tonelada. Es un precio que luce muy bajo en comparación con los u$s458 que mostraba la cotización en mayo, cuando se produjo un pico como consecuencia de las inundaciones en el sur de Brasil. Y ni que hablar si se compara con los más de u$s500 a los que cotizó la oleaginosa durante el año pasado.

El gráfico de Agrofy muestra la evolución del precio de la soja en el mercado de Chicago durante 2024

El gráfico de Agrofy muestra la evolución del precio de la soja en el mercado de Chicago durante 2024

Y, lo peor de todo, la cotización no solamente está cayendo como reflejo de la situación financiera global, sino por motivos específicos propios: «El mercado opera con certeza de buena oferta y una demanda debilitada, con probabilidades de alejamiento comercial entre China y Estados Unidos, en la medida que hay mayores probabilidades de que Trump gane la presidencia en ese país. Mientras tanto, la campaña 24/25 se está desarrollando viento en popa en el hemisferio norte, lo que hace prever que los almacenes de granos del mundo seguirán agrandándose», advirtió en un reporte Marianela de Emilio, experta del INTA y directiva de Agroeducación.

Y agrega que esa situación encuentra a Argentina con 26 millones de toneladas de soja de la campaña 23/24 por comercializar, a lo que se suman 7,5 millones de toneladas comercializadas pero pendientes de fijar precio. Lo cual significa que más del 67% de la cosecha aún no tiene precio.

¿Es para celebrar el dólar en calma?

Es en contextos como este que resurge un debate clásico: ¿es realmente una ventaja tener estabilidad cambiaria en un momento en el que los vecinos -y competidores en la venta de productos agrícolas- están devaluando para mejorar su competitividad?

Desde los años finales del régimen de convertibilidad, hasta hoy, pasando por momentos de retraso cambiario del kirchnerismo y también durante la gestión macrista, este debate tuvo varias versiones. En general, con las luces de alerta prendiéndose en la cuenta corriente, cuyo déficit amenaza con agravarse cuando el tipo de cambio se usa como «ancla».

Claro que en el caso argentino suele haber condimentos que no están presentes en los países vecinos, como el rápido contagio a precios de una corrección cambiaria. En todo caso, lo que muchos perciben es que esa tensión del mercado global le pone una cuota de dificultad extra al programa de Toto Caputo.

Al respecto, Gabriel Caamaño, director de Outlier, apunta: «Los shocks externos siempre han sido el talón de Aquiles de los planes antiinflacionarios con ancla cambiaria, más aún con pocas reservas y con una situación social tan deteriorada como la actual (pobreza en torno a 50% y nivel de actividad recién empezando a recuperar)».

Bajo el sugestivo título de «Houston, we have a problem», advierte: «Si lo que estamos viendo a nivel externo se profundiza y sostiene, con los mayores niveles de aversión al riesgo y menores precios de los commodities asociados, entonces ese primer shock externo negativo de envergadura le habrá llegado al esquema actual y la famosa frase cinematográfica volverá a sonar».

Es bajo ese ánimo de suspicacia que los analistas siguen el mercado estos días. De momento, Caputo no solamente se jacta de su capacidad para sostener la calma sino que, además, tuvo una pequeña cuota de suerte: en una lunes que apuntaba para ser un desastre histórico, finalmente hasta la soja tuvo su rebote: cerró a u$s378 después de haber tocado los u$s370.





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