El consumo de energía y, en consecuencia, de la factura del servicio tiene picos los meses de verano en que hogares, comercios y oficinas recurren al aire acondicionado para mantener un nivel térmico en los ambientes más agradable.
Pero hay un conjunto de variables y referencias a tener en cuenta a la hora de encender los equipos para evitarle sorpresas al bolsillo en tiempos de actualización de tarifas eléctricas y reducción de subsidios.
El acondicionamiento térmico de interiores, calefacción o refrigeración, es el principal consumo energético de los hogares argentinos y de muchos otros países, excediendo fácilmente el 40% del total de la demanda doméstica. Es por eso que contar con equipos nuevos con mejores niveles de eficiencia energética puede hacer la diferencia para una menor demanda de kw/h y de pesos.
Cómo saber si un aire acondicionado es eficiente y gasta menos energía
Esos niveles de consumo se pueden someter a ejercicios de simulación según la tecnología disponible, su consecuente nivel de eficiencia energética, así como la potencia de refrigeración y la cantidad de horas en funcionamiento al día tanto a una temperatura que en el país se recomienda a 24 grados, como la que ya se impone en otros mercados a 26 grados, y que no tardará mucho en ser la nueva referencia para instituciones y empresas locales.
Los aires acondicionados inverter suelen tener una categoría de eficiencia energética A o superior, y cuentan con un tipo de tecnología que permite que los equipos consuman entre un 30% y un 40% de la energía que requieren los convencionales. La eficiencia energética de los aires acondicionados se puede medir a través del Sistema de Eficiencia Energética Estacional (SEER), en el cual el valor más alto indica una mayor eficiencia energética, lo que en los inverter suele ser superior a 15.
Las categorías para aires acondicionados son A+++ calificada la más eficiente, con un consumo de energía inferior al 25%; A++ con un consumo de energía inferior al 30%; A que equivale al mínimo de eficiencia energética en modo frío; C con un consumo de energía que puede ser entre el 75% y el 90% y D para los electrodomésticos menos eficientes, con un consumo de energía que puede ser entre el 90% y el 100%.
Pero si los equipos tienen una década de antigüedad, puede haber aún más ineficientes funcionando en el mercado, y que forman parte de categorías que ya no existen para comercialización, como son los de eficiencia E con consumo de entre 100% y 110%; F hasta 125% y G superior al 125%.0
Cuánto consume cada aire acondicionado y cómo impacta en la factura de luz
A partir de esta diferenciación se pueden estimar las diferencias de consumo de acuerdo al tipo de equipo y la cantidad de horas de uso al día para anticipar el costo que esa utilización tendrá en la factura final de la luz, siempre calibrado a la temperatura recomendada de 24 grados.
Por ejemplo, un equipo de 2200 frigorías de nivel de eficiencia Clase A que se corresponde a un equipo moderno que se puede conseguir actualmente en el mercado con un encendido estimado de 6 horas al día promedio, significará un adicional en la factura de 151 kw/h –que de por sí ya posiciona al usuario en categoría R2- equivalente a $20.495 mensuales, según el cuadro tarifario vigente para octubre y noviembre.
Ese mismo equipo de alta eficiencia energética, pero funcionando 12 horas al día demandará 303 kw/h y un costo adicional de $38.767; mientras que si se lo mantiene en un caso extremo con 18 horas diarias en marcha los valores saltan a 454 kWh y $66.185 extra en la factura que se suman a los consumos de otros artefactos habituales de cualquier hogar.
Pero qué ocurre si se trata de un equipo de los más grandes que se pueden conseguir en el mercado para el uso doméstico de unas 5600 frigorías, también con eficiencia energética nivel A y seteado a 24 grados, demandará 374 kWh y $47.302 con seis horas de uso; 748 kWh y $144.210 con 12 horas diarias y 1122 kWh y $196.237 para un encendido de 18 horas al día, ya saltando a la máxima categoría de usuario R6.
Esos ejemplos arbitrarios permiten comprender de mejor manera los saltos que se pueden registrar con dos modelos de equipos en las mismas condiciones de uso y según las horas de puesta en marcha. Pero la situación se puede hacer más compleja si el aire acondicionado tiene una antigüedad de varios años y lejos de tener una tecnología eficiente, se aleja de los parámetros actuales y cae hasta una etiqueta, por ejemplo Clase E.
Para ese equipo antiguo de 2200 frigorías el consumo por 6 horas de uso a una temperatura de 24 grados, el consumo será de 203 kWh y $26.746; es decir, un 30% más que si se tratara del equipo de Clase A del primer ejemplo. De la misma manera, si el equipo es de 5600 frigorías y Clase E, el consumo salta con las mismas horas de uso diario a 496 kWh y $71.561 mensuales, es decir 51% más que un equipo Clase A en similar potencia y condiciones de uso.
Apenas como un ejercicio comparativo, se puede señalar que si la opción de climatización fuera un ventilador de techo que se enciende 6 horas al día, el consumo sería de apenas 11 kWh y $2.416 mensuales; mientras que si se tratara de un ventilador turbo la demanda por usuario sería de 18 kWh y $3.255 al mes en la factura final.
El aire acondicionado a 26 grados, una alternativa para ahorrar en la factura
En la actualidad todas las recomendaciones toman como referencia el seteado de la refrigeración en los 24 grados para los meses de verano. Algo que está en plena revisión en el mundo. Estudios de eficiencia energética realizados en la Argentina por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) demostraron los potenciales ahorros de energía en refrigeración para diversas ciudades de Argentina, producidos al aumentar la temperatura de los termostatos en 1 °C, durante el verano.
Así se demostró que las reducciones del consumo son superiores al 50% con sólo elevar un grado el termostato, por lo que una política que promueva el uso de los equipos en verano a 26°C para todo el país, podría contribuir a reducir el costo de las facturas de electricidad de las familias y mitigar significativamente las emisiones de carbono.
Esta recomendación de los termostatos en verano, que en la Argentina se anticipa se asumirá en no mucho tiempo, estaría en concordancia con las recomendaciones del U.S. Department of Energy (DOE) y con lo que ocurre en países de la Unión Europea. Pero además, desde el punto de vista de salubridad, también se recomienda que el salto térmico de los ambientes con el exterior, no exceda 10°.
Esta práctica asociada a mejores tecnologías lleva a resultados de una alta eficiencia en el uso del recurso energético. Precisamente, los equipos inverter, que regulan la velocidad del compresor, ofrecen un mayor rendimiento y ahorro energético en comparación con los modelos tradicionales.
Esto se debe en parte a que estos equipos ajustan la velocidad del compresor según las necesidades de enfriamiento o calefacción, y pueden trabajar con una necesidad de transferencia de calor inferior a la máxima para la que han sido diseñados. En estos casos, el equipo trabaja más «aliviado» y, por lo tanto, con una eficiencia mayor.
Por el contrario, los aires convencionales, operan con un compresor de velocidad fija, que se enciende y apaga intermitentemente para regular la temperatura. Este ciclo de encendido y apagado constante también contribuye a una menor eficiencia y disminución de la vida útil. Por lo general, un aire con inverter tiene un consumo menor de entre 30% a 50% que un equipo similar convencional, aunque esto en realidad depende de la capacidad del artefacto y las características térmicas del ambiente a climatizar.
El plan del Gobierno para impulsar la eficiencia energética
Hay muchos elementos que influyen en la selección del equipo de aire acondicionado. Los principales son: dimensión del ambiente, materiales constructivos, orientación y ubicación de la vivienda. Pero está claro que el bolsillo manda y la inversión en un equipo de refrigeración moderno de alta eficiencia puede tener un interesante período de repago que variará, claramente, de acuerdo al uso que se le dé por año.
En el marco de un convenio con la Secretaría de Energía del Ministerio de Economía, y dentro del «Programa de Reconversión y Eficiencia Energética» para promover el uso racional en hogares y empresas industriales y comerciales, el Banco Nación tiene vigente el 31 de diciembre distintas líneas de financiamiento para la compra de nuevos equipos de «alta eficiencia energética y amigables con el medio ambiente» en hasta 30 cuotas a tasas del 0%.
Esa acción de financiamiento en la primera etapa de la campaña -que se extendió desde el 8 de agosto al 30 de septiembre- permitió ventas por más de $10,4 mil millones, 9.400 operaciones distribuidas en todo el país y un ahorro anual de 3.172 MWh. El 90% de las unidades vendidas correspondieron a las categorías refrigeración, climatización y lavado.
Así es posible conseguir con muy atractivo financiamiento un equipo de primera marca, de 3200 frigorías de tecnología invertir a partir de los $ 940.000, con cuotas de $ 31.300 que se acercan al costo adicional que representa un consumo ineficiente de vieja tecnología.
Los comentarios están cerrados.