El 7° informe de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis, realizado en 426 localidades entre el 22 de octubre y el 8 de noviembre, sigue mostrando presencia nula de la plaga en la inmensa mayoría de las áreas cultivables. En algunos puntos aislados de zonas endémicas donde se detectaron focos es conveniente implementar un manejo cuanto antes para evitar que prosperen.
El séptimo relevamiento de la Red Nacional de Monitoreo Dalbulus maidis volvió a mostrar la ausencia de esta plaga en el 89,7% de las 426 localidades relevadas en la Argentina y en el 100% de las correspondientes a Uruguay.
En las regiones Centro Norte y Centro Sur del país, cerca del 95% de las localidades también registraron presencia nula de este insecto, incluso en lugares donde ya hay maíz implantado. En las pocas localidades de estas regiones donde se ha detectado la plaga, esta tuvo una magnitud muy baja, que no superó los dos insectos por trampa.
La foto sigue siendo buena en regiones endémicas, como el NOA, el NEA y el Litoral, aunque menos pareja. En algunas localidades de estas regiones han aparecido focos, y si bien son puntuales y aislados, resulta importante actuar cuanto antes para evitar que el vector prolifere.
Cabe destacar que esos sitios donde se ha detectado un incremento de Dalbulus maidis “son lugares que han tenido maíces voluntarios o guachos ya en agosto, porque hoy se encuentran arriba del nivel fenológico V6”, explicó Alejandro Vera, investigador de la Sección Zoología Agrícola de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC).
En esos focos “hay que adoptar medidas para que la plaga no se dispare”, entre las que se destaca la eliminación del maíz guacho, para evitar que estos insectos se reproduzcan, y, en caso de ser necesario, incorporar alguna alternativa para su control, indicó Vera.
“La situación que tenemos en el Norte es muy distinta a la que teníamos el año pasado en los meses de septiembre y de octubre. Los valores hoy son muy bajos con respecto a 2023, si bien se sabe que en esta zona el Dalbulus maidis es endémico y está a lo largo de todo el año”, resaltó Augusto Casmuz, investigador de la EEAOC.
Por otro lado, los recientes aumentos de temperaturas multiplicaron la aparición de cicadélidos, por lo que no todas las chicharritas son de la especie Dalbulus maidis, que es la que transmite el complejo de patógenos del achaparramiento del maíz. Por ello, los expertos recomiendan que, en caso de duda, se realice la identificación taxonómica del vector con un entomólogo, para evitar sobreestimaciones de la plaga.
En el siguiente link se puede acceder al 7º informe de la Red Nacional de Monitoreo completo: https://www.maizar.org.ar/vertext.php?id=894
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