El fiscal especializado en Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, confirmó que se trata de la joven desaparecida durante la última dictadura.
Los restos óseos hallados en Batallón 14 a mediados del año pasado pertenecen a Amelia Sanjurjo, desaparecida durante la última dictadura, según precisó en conferencia de prensa el fiscal especializado en Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe.
Perciballe confirmó el hallazgo tras hacerse eco de los resultados del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que precisaron que los restos hallados el 6 de junio de 2023 corresponden en un 99,9% a la joven desaparecida el 2 de noviembre de 1977.
“Se hicieron determinadas exhumaciones, se tomaron muestras de exámenes de familiares en Uruguay y en el exterior. Los familiares directos no los pudimos obtener, fundamentalmente familiares de España e Italia, por eso se demoró todo», sostuvo Perciballe ante la prensa.
Luego precisó que «una vez obtenidas estas muestras, fueron derivadas al EAAF en Argentina y en el día de hoy nos confirmó en un 99,9% que se trata de Amelia Sanjurjo Casal». Sobre la joven, dijo que había sido «trasladada al centro de detención y tortura La Tablada, donde fue sometida a tormentos que le provocaron la muerte a los 41 años. Se presumía que estaba embarazada y podemos confirmar su identidad».
«A partir de ahora, como esto es una investigación judicial, la denuncia tienen una causa archivada por el viejo código. Vamos a pedir la reapertura par a ver quiénes fueron los responsables de su asesinato y su desaparición forzada», resaltó el fiscal.
¿Quién fue Amelia Sanjurjo?
Amelia Sanjurjo Casal vivía en el barrio Colón de Montevideo, tenía 41 años y se presume que estaba embarazada de su primer hijo. Mientras trabajaba como empleada en una editorial, militaba en el Partido Comunista del Uruguay, de acuerdo a información de Sitios de Memoria Uruguay.
El 2 de noviembre de 1977 fue secuestrada en la calle en un operativo de la OCOA. Su compañero y una amiga también fueron secuestrados en una ratonera que montaron en su casa y fueron ellos quienes reconocieron su voz en el centro de detención y tortura de La Tablada.
Entre los testimonios, otra secuestrada escuchó como en una ocasión la llevaban al baño y le insistían en que se parara, mientras Amelia les respondía que ya no podía. Pocos días más tarde, la llevaron nuevamente al piso donde estaba la sala de torturas e intentó resistirse, pero fue duramente golpeada, contaron los testigos.
Además, su hermana, Carmen, declaró en 1985 ante la Comisión parlamentaria que investigó la situación de los detenidos desaparecidos.
Los comentarios están cerrados.