El crecimiento entre enero y marzo estuvo arriba de lo que adelantaba el IMAE del Banco Central del Uruguay.
El rebote tras la histórica sequía que asoló al campo nacional durante todo el año pasado impulsó un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que en el primer trimestre estuvo por encima de lo que se podía proyectar a partir del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) elaborado por el Banco Central del Uruguay (BCU).
En el período enero-marzo, el PIB aumentó un 0,9% desestacionalizado respecto al último trimestre del año pasado, motivado principalmente por fuertes rebotes en los sectores de energía y agro, de acuerdo datos de la consultora económica Exante.
Dejar atrás la sequía significó para el sector de la energía eléctrica un salto en la variación interanual del 20% durante el primer trimestre de 2024. A este se le debe sumar un incremento del 5,1% en el apartado de la administración pública, y un 4,3% en el del agro, principalmente explicado por el impulso de la silvicultura.
Asimismo, el sector de servicios financieros, el de comercio, el de transporte y el de actividades profesionales tuvieron variaciones interanuales del 3,1%, del 2,9%, del 2,5% y del 0,1% respectivamente.
En el otro extremo, los sectores que sufrieron mayores contracciones fueron el de la industria, con un 10,1% a partir de la parada técnica de la refinería La Teja de Ancap. El de la construcción, tras el fin de las obras del Ferrocarril Central y la planta de celulosa en Paso de los Toros, con un 3,8%; y el de la salud, también negativo en un 0,6%.
Los niveles de consumo no acompañan el incremento en el ingreso de los hogares
Según Exante, «el consumo privado siguió mostrando un pobre crecimiento» durante el período, a pesar de «un contexto de firme incremento de los ingresos de los hogares«. En esa misma línea, se señala que «la inversión se redujo en la comparación interanual», mientras que «las exportaciones tuvieron una suba», principalmente por envíos de celulosa y granos.
Frente al último trimestre de 2023, las exportaciones aumentaron un 4,5%; el consumo privado lo hizo un 1,8% y el público cayó un 1,8%. La inversión en activos fijos retrocedió hasta un 5,7%, las importaciones un 3,8% y la demanda final un 0,4%.
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