El retorno de Federico Sturzenegger a la función pública y la decisión oficial de, entre otros roles, colocarlo al frente de la desregulación del sector aerocomercial, ya intensificó las expectativas de esa actividad y proliferan las especulaciones respecto de los cambios que se aplicarán en ese nicho. El flamante Ministro de Desregulación y Transformación del Estado anticipó que buscará limitar la posición dominante de Aerolíneas Argentinas, además de estimular el desembarco de más actores internacionales y una profundización de la política de «cielos abiertos». En este contexto de cambios, la posibilidad de que se amplíen las terminales operativas en torno a Capital Federal vuelve a colocar sobre la mesa la discusión sobre el destino que tuvo El Palomar y la posibilidad de reactivar ese espacio como aeropuerto civil. Su eventual retorno incluso fue publicitado en la última campaña electoral.
Hasta el momento, Sturzenegger adelantó que propone cambios para abrir aún más el mercado de cabotaje como, por ejemplo, la eliminación de las audiencias públicas para la apertura de nuevas rutas, la flexibilización de los registros para la incursión de firmas extranjeras en los servicios dentro del país y, también, cambios en lo que respecta a servicios aeronáuticos como la prestación de rampas.
En los decretos que prepara, el funcionario también promoverá modificaciones respecto de la atención de los pasajeros y en las infracciones aeronáuticas sobre los planes de vuelo y el accionar de los pilotos. Y fijará cambios para los regímenes de capacidad y frecuencias para servicios aéreos, además de nuevas pautas en cuanto a la remoción de aeronaves, equipaje y carga, y más libertad para operar drones en el ámbito privado.
La reapertura del aeropuerto de El Palomar, una promesa de campaña
Estos aspectos, en buena medida ligados al Código Aeronáutico, reabrirían una instancia de impulso a nuevos aeropuertos y terminales. Es en esa ecuación que volvería a ganar espacio la posibilidad de evaluar un potencial nuevo destino para el aeropuerto de El Palomar.
Dichas instalaciones se encuentran cerradas desde 2020 y la pandemia prolongada terminó por darle aire a la decisión del gobierno de Alberto Fernández de poner fin a un espacio que, sin titubeos, la gestión anterior asumió como un símbolo del macrismo y su política pro «low cost». La posibilidad de la reapertura formó parte del discurso de campaña de Patricia Bullrich, quien a fines de septiembre del año pasado anticipó que, de imponerse Juntos por el Cambio en las presidenciales, reactivaría la terminal.
«El aeropuerto de El Palomar favorecía a miles de familias que podían volar por primera vez. Le abría la puerta a tantos jóvenes que podían volar a bajos costos», declaró Bullrich en ese momento.
La terminal de El Palomar se mantuvo operativa hasta el año que inició la pandemia.
«Este aeropuerto está abandonado por la desidia del kirchnerismo. Este abandono no tiene razón de ser. La zona se había levantado, la gente llegaba aquí y podía volar por primera vez», agregó.
Los pedidos para la vuelta del aeropuerto de El Palomar también proliferaron este año de la mano de, por ejemplo, Diego Valenzuela, el jefe comunal del partido de Tres de Febrero. En enero de este año, el funcionario sostuvo que «recuperar» la terminal «se integraría muy bien con la idea de la competencia que tiene Milei con los cielos abiertos«.
«Se necesitan más aeropuertos para más conectividad, más federalismo, para más aerolíneas. En un año y pico, El Palomar se convirtió en el cuarto aeropuerto del país con casi dos millones de pasajeros. Obviamente requiere ajustes y algunas inversiones, quizás en el futuro hacer una nueva terminal, pero es algo que ojalá el gobierno de Milei tome», acotó.
La posibilidad de retorno de El Palomar, además de las inversiones y modificaciones que requiere la terminal, estaría supeditada a la llegada de más empresas extranjeras al país. Precisamente, ese aspecto es uno de los objetivos a cumplir para la labor de desregulación que activará Sturzenegger.
El Palomar y la irrupción de más empresas
Ocurre que tanto JetSmart como Flybondi «migraron» sus estructuras hacia el Aeroparque porteño y Ezeiza, y no han dado muestras de buscar un retorno a El Palomar sino todo lo contrario.
«El Palomar era un aeropuerto que tenía grandes desafíos operativos. Y, por otro lado, habiendo experimentado la operación Aeroparque vemos que tiene un gran potencial de crecimiento, de eficiencia y definitivamente tiene una ubicación geográfica en la ciudad muy positiva», dijo, en agosto de 2023, Estuardo Ortiz, CEO de JetSmart.
Sturzenegger busca acentuar el desembarco de firmas extranjeras en el cabotaje.
El mismo directivo mencionó como «difícil» el hecho de «pensar que Buenos Aires necesita tres aeropuertos». Por el lado de Flybondi, tampoco han brotado señales de un interés manifiesto por retornar al aeropuerto en Morón. Sin embargo, el espacio podría albergar a las compañías que comiencen a dar cabotaje a partir de los acuerdos de «cielos abiertos» que el oficialismo ya cerró con Chile, Ecuador, Uruguay, Perú, Brasil y Canadá, y que negocia con Panamá, Paraguay y Alemania.
La política de «cielos abiertos» fijada por el Gobierno a partir de la derogación de la ley 19.030 eliminó por completo la exclusividad de las compañías argentinas para volar en el mercado doméstico. Y también otorgó a las empresas la opción de sus tripulantes sean extranjeros y eliminó la regulación para la imposición de tarifas.
Estos y otros «ítems» que prepara Sturzenegger actuarían, según el oficialismo, como un «gancho» para un mercado ampliado, con predominio de actores internacionales, y de reducción de gastos para Aerolíneas Argentinas a partir de una operatoria más acotada. De concretarse, la irrupción de un número mayor de empresas complicaría los límites operativos que, por ejemplo, evidencia el Aeroparque porteño. Y esa misma dificultad aportaría el argumento para, en el mediano plazo, acondicionar y restablecer la actividad aerocomercial en El Palomar.
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