Para el Gobierno empezó la etapa de «emisión cero» de nuevos pesos, el nuevo esquema monetario en el que se esterilizará toda emisión cuyo origen sea de las compras de reservas en el mercado oficial, por medio de las ventas realizadas al contado con liquidación. En este escenario de escasez de divisas, el precio del dólar libre por el momento se encuentra estable en torno a los $1.400, y todas las miradas se posan en saber qué hará el Banco Central con las tasas de interés y con un tipo de cambio oficial que luce atrasado.
Es que en el segundo semestre se transita la época de baja liquidación del campo, por lo que el BCRA deberá vender más dólares. A ello se le suma que la brecha cambiaria entre el billete oficial y los libres se ubica en torno al 50%.
De hecho, que el blue haya tocado días atrás un valor máximo de $1.500 y el gran desfasaje que se generó respecto a la cotización oficial, llevó a estos anuncios de cerrar todas las «canillas» de oferta de pesos.
El Gobierno aclaró que mediante la «emisión cero» esterilizará toda la emisión, hecho que incidiría en una salida de unos u$s1.900 millones, que «el Banco Central realmente no posee», advierten desde Consultario.
Al respecto, los economistas de la consultora consideran que la interpretación del mercado fue que esta medida es «de carácter principalmente cambiario y que su objetivo es reducir la brecha, y que además conlleva una inconsistencia fundamental: mientras menor la brecha, mayor la intervención».
Y alertan: «Mientras el Gobierno se enfoca en los pesos, la atención del mercado está en la acumulación de dólares necesarios para pagar los vencimientos de interés y capital a partir de 2025».
En ello coinciden los analistas de la Fundación Mediterránea, debido a que estiman que «se hará cuesta arriba pagar y refinanciar los vencimientos de deuda externa, que hasta fin de 2025 suman 17.000 millones de dólares».
El Gobierno busca no emitir pesos para tranquilizar al mercado cambiario y bajar la brecha entre los precios del dólar.
Precio de dólar y emisión «cero»
Ahora bien, el foco de los analistas se posa en el precio actual del dólar libre, la brecha cambiaria y cómo se ubica la tasa de interés de referencia para fomentar un mayor atractivo por el peso.
Así, se establecieron reglas de intervención en base a criterios de política monetaria, pero éstas no serán operativas en lo inmediato, ya que «existe margen para que se expandan créditos y depósitos en pesos», detallan desde Fundación Mediterránea.
Y completan: «En el corto plazo, lo que vale es el precio del dólar libre, ya que si supera cierto techo se presume que aparecerá oferta en el contado con liquidación del lado del Banco Central. Y si hubiera pulseada con el mercado, se habrán de deteriorar a mayor ritmo las reservas netas. Considerando estos riesgos, la paridad de los bonos de deuda externa se resintió».
Además, advierten que si la brecha cambiaria no se achica hasta el nivel esperado por el Gobierno, las condiciones monetarias «se endurecerán, complicando la continuidad de la salida de la recesión».
En este contexto complejo en el que el equilibrio de las diversas variables se pone en juego, también entra en escena la necesidad de bajar la brecha cambiaria.
«El hecho de querer esterilizar vendiendo dólares está mostrando también que uno de los objetivos es reducir la brecha cambiaria. Los pocos (nulos) dólares que se tienen se usarán para reducir la brecha, en una intervención clásica en el mercado de cambios, salvo que en este caso se utiliza en un mercado desdoblado de facto, a través del dólar contado con liquidación», grafican desde la Consultora LCG.
Por lo tanto, indican que saber cuándo intervenir para administrar el valor del dólar y cuándo no, «podemos decir que es un arte».
El problema es que «con varias luces prendidas en el frente cambiario, no sólo por la valorización constante del peso en estos meses sino, sobre todo, por la cuenta de entradas y salidas de dólares en el futuro cercano, todo indica que gastar cartuchos en pinchar el contado con liquidación puede ser muy ineficiente y que resultaría más adecuado ajustar el dólar oficial», sentencian los economistas de LCG.
El precio del dólar libre sube de forma notoria desde mayo pasado y llegó a tocar un máximo de $1.500 días atrás, hecho que preocupó al Gobierno.
Tasas de interés, en la mira
Con el plan del Gobierno de mantener la devaluación oficial en torno al 2% mensual, la mirada del mercado se concentra en saber si se ajustará la tasa de interés de referencia en pesos como forma de darle «fortaleza» al peso.
Se debe recordar que hoy la tasa de política monetaria es del 40% de tasa nominal anual (TNA), o de 3,29% cada 30 días, en un escenario donde esta cifra es negativa frente a una inflación que se ubica en casi 5% mensual.
«La intervención en un mercado tiene sentido si se señaliza una intención que puede convencer al mercado. En política monetaria, la idea de llevar a cabo un ´forward guidance´ tiene ese objetivo de orientar comportamientos futuros. Si un banco central mueve una tasa de interés de corto plazo, suele decirse que eso tiene eficacia si, con ese movimiento, logra modificar las tasas de largo plazo, que son una ponderación de expectativas de las tasas de corto futuras», explican desde LCG.
Por eso, aclaran que anunciar movimientos futuros en la tasa de política (la «guidance») puede «ayudar».
Aunque aclaran que si las tasas de largo plazo, que son las que impactan en mayor medida en el consumo y la inversión, no se mueven, «la política monetaria fue inefectiva».
«Si el Gobierno no convence de que el dólar no está atrasado, estará siendo ´fatalmente arrogante´ y gastando dólares para bajar el contado con liquidación. Por el momento, esos dólares no fueron gastados, pero habrá que ver cómo reacciona el Gobierno si la brecha no se achica», advierten desde LCG.
Por lo pronto, aclaran que lograr una brecha nula usando dólares para alcanzar una «unificación sin salto», «llegando con lo justo y con la lengua afuera para quitar el cepo, no parece tener sentido si luego el dólar se dispara y ya no se tienen herramientas para atemperar una suba».-
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