Fundada en 2022 por el Grupo Desarrolladora Gastronómica (DG), Chicken Chill se propone superar a la internacional KFC y convertirse en la cadena fast food de pollo frito y grillado más grande de Argentina en los próximos cinco años. Con su primer local inaugurado en la avenida Corrientes, a pocos metros del Obelisco en Buenos Aires y apoyados en el sistema de franquicias, la marca apuesta por una rápida expansión: ya cuenta con cuatro locales, dos propios y dos franquicias en operación.
El Grupo DG, que también es dueño de reconocidas marcas como Sbarro, Dandy y Kentucky, apuesta fuertemente a la expansión de Chicken Chill, apuntando a posicionarla como líder en el segmento de pollo crispy. Según Francisco Bazán, director de expansión y crecimiento de DG, el diferencial de Chicken Chill radica en dos aspectos clave: su producto, que destaca por el marinado del pollo, el pan mantecoso y su exclusiva salsa Chicken Chill; y el trabajo constante en la construcción de marca, desde la imagen visual hasta la participación en eventos y activaciones que reflejan su identidad fresca y juvenil.
«Está clarísima la gran recepción de la propuesta por parte del público argentino en general, también de potenciales franquiciados que encontraron en Chicken Chill una franquicia con enormes oportunidades«, afirmó Bazán.
La decisión de apostar al formato de franquicias se tomó tras la pandemia, motivada por el crecimiento global de la categoría de pollo frito, una demanda aún insatisfecha en Argentina. Actualmente, Chicken Chill tiene dos franquicias operativas: una en el Shopping Quilmes Factory y la, inaugurada en el mes pasado, en el centro comercial de Pacheco. Además, la marca se prepara para abrir tres nuevas sucursales franquiciadas en Alto Avellaneda (Provincia de Buenos Aires), Río Gallegos (Santa Cruz) y Trelew (Chubut), con la meta de llegar al 2025 con diez locales en distintos centros comerciales del país, consolidando su presencia en el mercado nacional.
«Es una marca con un potencial exponencial y con un tipo de producto en el cual no existe una competencia como franquicia que tenga el soporte y expertiz (sic) de nuestro grupo. Además, pertenece a un nicho en el cual el consumo es masivo y dentro del mismo se obtiene una gran rentabilidad«, asegura.
Se necesitan desde u$s120.000 para adquirir una franquicia Chicken Chill
Para aquellos interesados en sumarse como franquiciados, Chicken Chill ofrece un modelo de negocio «atractivo y accesible». La inversión inicial incluye un canon de ingreso desde u$s15.000, y el total de la inversión (incluyendo stock y acondicionamiento del local) parte desde u$s120.000. Las regalías se establecen en un 7%, y se espera un retorno de la inversión entre los 18 y 24 meses.
El perfil de franquiciado ideal es aquel con ambiciones de crecimiento, un perfil comercial y, aunque no excluyente, preferiblemente con experiencia en el rubro gastronómico. Chicken Chill busca locales en zonas céntricas y de alta visibilidad, idealmente en esquinas y cercanas a establecimientos públicos con gran flujo peatonal y vehicular. Cada local requiere una plantilla de entre 8 y 20 empleados, dependiendo del tamaño y ubicación del establecimiento, lo que contribuye a la generación de empleo en las comunidades donde se instalan.
El soporte al franquiciado comienza desde el inicio, con la entrega del proyecto arquitectónico del local, incluyendo la posibilidad de un servicio llave en mano, y se extiende a la capacitación y entrenamiento del personal, así como un acompañamiento constante desde las áreas de operaciones, marketing y finanzas. «Trabajamos para que nuestros franquiciados tengan éxito desde el primer día, brindándoles todo el apoyo necesario en cada etapa del proceso», concluye Bazán.
La facturación anual promedio de un punto de venta de este fast food ronda los $1.200 millones, una cifra que refleja el potencial de rentabilidad de la marca. Así y con el respaldo de la empresa, un producto diferenciador y un mercado en expansión, Chicken Chill no solo se presenta como una opción rentable para las franquicias y sus inversores, sino también como una marca con un futuro prometedor en el mundo del fast food.
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