En 2009 y en coincidencia con sus 20 años de haber sido fundado el barrio que representa, la Corporación Puerto Madero llevó a cabo una serie de acciones para expandir el formato hacia otras ciudades latinoamericanas como Barranquilla, Colombia, y Asunción, Paraguay.
En el caso de la capital paraguaya, con apoyo económico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), buscó urbanizar terrenos de la costanera de la ciudad que se encontraba en estado de abandono.
En tanto, en la ciudad colombiana intentó trabajar sobre La Loma, en la costa del río Magdalena.
Ninguno de los casos tuvo éxito en aquellos años, cuando la Corporación Puerto Madero estaba dirigida por el ex Philip Morris Eugenio «Chippy» Breard, designado por el entonces jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.
Relanzar la sociedad
Ahora y luego de 15 años de aquellos intentos fallidos, la sociedad que desarrolló el barrio más joven y caro del país vuelve a intentar exportar su modelo de planificación urbana.
Como primer paso para cumplir este objetivo, la Corporación Puerto Madero se acaba de relanzar como Corporación de Planeamiento Metropolitano (CPM), celebrando su 35º aniversario con el lanzamiento del libro «Puerto Madero a Mano Alzada» que muestra la evolución del distrito a través de su diseño arquitectónico.
Sus nuevos funcionarios buscarán vender al exterior el mismo plan con el que se fundó la Corporación Puerto Madero (CPM) hace ya 35 años, cuando nació para transformar las 170 hectáreas del antiguo puerto en desuso para su integración con la Ciudad de Buenos Aires.
En aquellos tiempos, se destacó por su capacidad de coordinación, evitando superposición de competencias y asegurando un desarrollo urbano eficiente, estrategia que le permitió convertir a Puerto Madero en el barrio más sobresaliente del país.
Transformar el puerto
Su historia comienza con la renovación del viejo puerto en 1989 de la mano de la Ley de Reforma del Estado y la creación de la Corporación Antiguo Puerto Madero. Tuvo como principal objetivo urbanizar sus 170 hectáreas y revalorizar el área central de la Ciudad a partir de la creación de una angosta franja de edificación ubicada entre los diques, dos grandes parques, anchos bulevares, paseos peatonales y la construcción de una variada cantidad de torres.
Además, en el diseño del paseo peatonal y las cabeceras de los diques, se recuperaron adoquines y durmientes originales, que le dan un valor afectivo extra a la zona.
Se pintaron e iluminaron viejas grúas ubicadas estratégicamente, que evocan el espíritu portuario.
Por otra parte, se reciclaron los antiguos docks de mercaderías, conservando sus frentes de ladrillos a la vista y sus vigas de hierro fundido para mantener su valor histórico.
La refacción de estos galpones, alineados a intervalos regulares frente a los espejos de agua, otorgó elegancia, prestigio e identidad a Puerto Madero, con la forma abovedada de sus recovas y galerías. Hoy, albergan lofts y edificios emblemáticos con vistas únicas, oficinas, restaurantes, pubs, universidades y distintas obras de gran calidad arquitectónica.
En 1996 comenzó la segunda etapa del plan de urbanización, a partir de la venta de parcelas y, en diciembre del mismo año, el Concejo Deliberante, mediante la Ordenanza N.° 26.607, incorporó a Puerto Madero como el barrio número 47.
De este modo, la zona se convirtió, tras décadas de inactividad, en un ejemplo internacional de reconversión urbana.
El desarrollo de una nueva relación entre la Ciudad y el río, el reciclado de sus docks, la apertura de nuevas calles y bulevares, la inclusión de parques y plazas y, sobre todo, la resignificación del espacio público, hicieron de este barrio uno de los más pintorescos de Buenos Aires.
Mejorar la identidad
Ahora y a partir de su relanzamiento como Corporación de Planeamiento Metropolitano, el propósito del gobierno porteño es llevar el modelo a nuevos horizontes, no solo en Argentina, sino en todo el mundo.
De acuerdo a fuentes de la nueva sociedad, el cambio de identidad le permite despojarse del anclaje territorial, a la vez que refleja su ámbito de acción, abarcando todas las dimensiones del desarrollo, la estrategia y la gestión urbana.
Como complemento a este plan, la Corporación ha lanzado una publicación titulada «Puerto Madero a Mano Alzada», donde se recopilan los bocetos de los arquitectos del emblemático proyecto, ofreciendo una visión profunda del proceso creativo y la planificación que hicieron posible la transformación del antiguo puerto en el distrito más joven de la Ciudad de Buenos Aires.
Según los autores de «Puerto Madero a Mano Alzada», el libro ofrece una visión profunda del proceso creativo y la planificación que hicieron posible la transformación del puerto.
Además, marca una bitácora con textos, mapas y fotos que presenta los trazos que fueron configurando su perfil, narrando una atmósfera fluvial y recorriendo diferentes historias y relatos superpuestos que dieron forma al barrio.
Desde los concursos iniciales hasta el desarrollo completo del área, el libro muestra cómo las primeras ideas y bocetos evolucionaron hasta convertirse en una realidad urbanística.
Impacto económico «significativo»
En la actualidad y con el barrio totalmente urbanizado, se vuelve al primer trazo, pero explorando el cambio en el paisaje y el horizonte de la ciudad.
Al respecto, Agustina Olivero Majdalani, presidenta de CPM asegura que «el desarrollo de Puerto Madero ha tenido un impacto social y económico significativo, generando recaudación, aumentando el flujo de personas, creando empleo, impulsando el crecimiento demográfico y atrayendo inversión privada».
Con esta experiencia, agrega que desde la entidad se inició una nueva etapa «enfocada en la búsqueda activa de tierras que nos permita replicar este modelo en otros lugares porque sabemos cómo comercializar terrenos, construir y urbanizar, y estamos listos para dar vida a nuevos barrios, distritos, e incluso ciudades, mejorando la calidad de vida a través del desarrollo urbano estratégico».
En ese contexto, el relanzamiento de CPM como Corporación de Planeamiento Metropolitano (CPM) se llevará a cabo en octubre próximo, que ha sido declarado este año como el Mes del Diseño y la Arquitectura.
Reconocimiento global
A nivel internacional, la sociedad se «vende» como especialista en planificación, desarrollo y gestión de proyectos urbanísticos y sus miembros aseguran contar con el expertise necesario para asistir a inversores y gobiernos en el análisis, diagnóstico y formulación de propuestas para su implementación.
Uno de los primeros proyectos para esta nueva etapa viene de la mano de una iniciativa para consolidar a Puerto Madero como «el barrio» de la arquitectura en Buenos Aires.
Sus promotores entienden que tiene potencial para ser reconocido globalmente como un caso de éxito en desarrollo urbano, de la mano de arquitectos de renombre como Santiago Calatrava; Norman Foster y César Pelli, que han dejado su huella con obras emblemáticas como el Puente de la Mujer, el Aleph y el Edificio de YPF.
A partir de estas obras y de otros importantes emprendimientos en la zona, Puerto Madero se ha establecido como el epicentro de la arquitectura contemporánea en Buenos Aires, siendo el único en la ciudad que alberga edificios diseñados por algunos de los arquitectos más reconocidos a nivel internacional.
Su historia arquitectónica se remonta al siglo XIX, cuando el ingeniero Eduardo Madero diseñó el puerto como parte de un proyecto para modernizar el sistema portuario de Buenos Aires.
Las obras de infraestructura incluyeron la construcción de diques, depósitos y grúas, reflejando las últimas tecnologías de la época. Muchos de estos edificios fueron diseñados con un estilo industrial caracterizado por su funcionalidad y solidez estructural.
Es más, Puerto Madero es el único barrio enteramente diseñado por concurso, desde el Plan Maestro hasta los espacios públicos, plan que incluyó la conservación y reutilización de muchos edificios históricos del puerto, así como la incorporación de nuevos desarrollos arquitectónicos que se integraron armónicamente con el entorno.
Un aspecto destacado de la evolución arquitectónica de la zona es la combinación de lo antiguo y lo moderno, con edificios históricos que fueron restaurados y adaptados para nuevos usos, como oficinas, restaurantes, galerías de arte y museos.
Además, el barrio se distingue por la construcción de nuevos proyectos arquitectónicos de vanguardia, lo cual le permite actualmente relanzarse como un ícono de la arquitectura y el diseño.
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