Franco Bovone estuvo atrapado en un ciclo destructivo de adicciones y noches sin rumbo, y a los 20 años, parecía que su vida no tenía futuro. Sin embargo, en medio del dolor y la desesperación, encontró la fuerza para cambiar y reescribir su historia como emprendedor. Hoy, a sus 30 años, es el fundador de Point Web, una startup que ayuda a más de 250 empresas a fortalecer su presencia online y que se prepara para expandirse a Uruguay y Paraguay.
Bovone lleva cuatro años y seis meses limpio de drogas, un logro que representa una vida completamente diferente a la que vivió hasta hace relativamente poco, marcada por el abuso de sustancias y una existencia al borde del abismo.
Creció en la Ciudad de Buenos Aires y, hasta entrar al colegio secundario, podría decirse que tuvo una vida normal: amigos, cumpleaños, deberes y dibujitos animados en la hora de la merienda. Sin embargo, a los 13 años, las malas decisiones lo llevaron a un consumo progresivo y desenfrenado de drogas, todas y en la cantidad que pudiera conseguir. Hacía changas y pedía monedas en la calle para comprarlas, pero aclara: «Nunca, pero nunca, salí a robar», asegura a iProfesional.
El seductor, pero falso «canto de libertad» de la vida en la calle, lo llevó a repetir dos veces tercer año y abandonar el colegio. Aunque sus padres hacían lo que podían e intentaban ponerle límites, Bovone se alejaba cada vez más, parecía no tener freno. «Vengo de una familia disfuncional, mis viejos me dieron amor, pero al mismo tiempo tuvieron sus deslices y la realidad es que en vez de estar en mi casa prefería estar en la calle», confiesa.
Su vida se fue deteriorando rápidamente y llegó a situaciones extremas, como vivir en la calle, comer de la basura y hasta consumir alcohol etílico. A los 20 años, tuvo un grave accidente: a la salida de un boliche bajo los efectos del alcohol y las drogas, chocó la moto contra un taxi y terminó cinco días en terapia intensiva, con pérdida de memoria, fracturas expuestas, convulsiones y riesgo de vida. «Lo único que me acuerdo es que me saqué una selfie en el hospital, la subí a Facebook y me desmayé», relata.
Ni este episodio lo hizo reflexionar sobre su estado. Al salir del hospital y luego de un año de recuperación, retomó el mismo camino de autodestrucción: la calle, las malas compañías, el alcohol y las drogas. Incluso llegó a intentar suicidarse, aunque ahora admite que más que un deseo real, fue un grito desesperado de ayuda. «Lo pensaba todo el tiempo, pero no tenía el coraje para suicidarme», admite.
Renacer y emprender
El punto de quiebre llegó a los 25 años, cuando Franco se encontró solo, viviendo bajo cartones debajo de una autopista. «Ya ni las drogas me hacían efecto», recuerda. Un día, tras encontrarse con el padre de un amigo del secundario y, más tarde, con un compañero de escuela, Franco vio en sus ojos la tristeza y decepción que causaba. Esos encuentros fueron un espejo que lo obligaron a enfrentarse a la realidad. «Ahí entendí que si no cambiaba, mi destino era la muerte lenta», confiesa.
Con el miedo y la vergüenza como motivaciones, Franco pidió ayuda. Se internó con una comunidad terapéutica y, bajo la guía de profesionales, comenzó su camino de recuperación. No fue fácil: enfrentó duros síndromes de abstinencia, depresiones y un constante enojo con el mundo y consigo mismo. Sin embargo, logró salir adelante, en parte gracias al aislamiento por la pandemia, que lo obligó a mantener el tratamiento.
Durante este proceso de recuperación, que duró 13 meses, Franco se reconcilió con sus padres y retomó una pasión abandonada: la tecnología. «Le pedí a mi papá que me imprima unos libros de programación, no sabía qué iba a hacer, pero quería agilizar mi cabeza. Leí esos libros como ochenta veces», recuerda.
Lo que comenzó como una vía para mantener su mente ocupada, se transformó en el inicio de un sueño. En 2021, ya dado de alta y con la ayuda de su madre y dos amigos, lanzó Point Web con una página hecha en WordPress. Pero Franco no solo aplicó lo que aprendió sobre tecnología; usó las lecciones de vida que había obtenido durante su recuperación. «El mismo enfoque que utilicé para salir de las adicciones lo apliqué para construir mi empresa: disciplina, constancia y aprender a delegar«, comenta.
Actualmente, Point Web emplea a 15 personas, tiene más de 250 clientes y ha sido reconocida por sus alianzas con gigantes como Mercado Libre, Google y Meta. Además, se están preparando para expandir su negocio a Uruguay y Paraguay. «Del 2023 al 2024 crecimos un 1000%. La clave fue aprender a delegar y rodearme de personas expertas», dice Franco, quien resalta que el diferencial de Point Web se enfocan no solo en crear páginas web, sino en desarrollar estrategias digitales integrales que ayuden a levantar los negocios de sus clientes en Internet.
Si pudieras hablar con tú yo adolescente, ¿qué le dirías? «Le diría que la vida es linda, que vale la pena y hay que trabajar por lo que se quiere. Que no es fácil, pero que hay que transitar los momentos difíciles sin hacerse daño. Qué disfrute de esos momentos lindos y que escuche a los padres», responde conteniendo la emoción.
La historia de Franco Bovone no es solo la de un emprendedor que construyó una startup exitosa; es la historia de un hombre que con las adicciones tocó fondo y, con determinación y ayuda, logró reinventarse. Hoy, Franco no solo celebra el éxito de Point Web, sino también la victoria más importante: su propia vida.
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