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Las 5 claves en la volatilidad del dólar y el giro en la política monetaria del BCRA



El dólar minorista opera en $1.285 en las pantallas del Banco Nación, luego de alcanzar durante la jornada del lunes los $1.305, su máximo histórico nominal. En el mercado informal, el dólar blue se negocia en $1.320 y se consolida como la cotización más alta dentro del mercado cambiario. En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) gana 0,4% y se ubica en $1.281, mientras que el dólar MEP avanza 0,5%, hasta los $1.279. Por su parte, el tipo de cambio mayorista rebota y se ubica en $1.277.

En una semana de fuerte tensión financiera, el Banco Central (BCRA) eliminó las LEFIs y reconfiguró su esquema monetario. Ese giro generó un choque inmediato en las tasas de interés y disparó al dólar oficial a niveles inéditos: operó en torno a $1.284. Fuentes de mercados coinciden en que este ajuste no solo introdujo mayor volatilidad, sino que condiciona el camino del Gobierno hacia octubre, cuando se juegan las elecciones.

La estrategia de desarme de liquidez, lógica en un régimen de agregados monetarios, expuso el delicado equilibrio entre dólar, tasas e inflación. El recorte abrupto de las LEFIs dejó a los bancos sin herramientas intermedias, y los llevó a inundar el mercado de pesos. El efecto fue contundente: las tasas primarias se derrumbaron, la presión cambiaria subió y la autoridad monetaria tuvo que intervenir para recomponer precios en los instrumentos de corto plazo.

Frente a esto, el BCRA y el Tesoro lanzaron un paquete de intervenciones: pases, repos y licitaciones de letras. El resultado desplaza hacia arriba la curva de rendimientos, que hoy fija un nuevo piso en torno al 30 % TNA para tasas cortas. En ese marco, el dólar no se mantiene tan anclado como hasta hace poco, y el tipo de cambio real volvió al centro del debate.

El desafío ahora implica mantener un tipo de cambio contenido, pero sin ahogar la economía con tasas reales demasiado elevadas. Entre presiones electorales, tenders fiscales y expectativas de futuro, la estrategia del equipo económico se vuelve aún más compleja.

Desarme de liquidez: del alivio para bancos al cimbronazo en tasas

El 10 de julio marcó un punto de inflexión: el BCRA decidió no renovar las LEFIs, un instrumento clave para absorber los excedentes bancarios. Para Ecolatina, los bancos quedaron con $15,5 billones a redestinar. De ese monto, $9,8 billones se derivaron a encajes no remunerados, elevando el total a $19,2 billones, cuando antes rondaban los $13,7 billones. El resto se canalizó hacia el Tesoro y el mercado de LECAPs y cauciones.

Esto reconfiguró los bancos. Muchos dejaron de percibir un rendimiento seguro y predecible, lo que ralentizó la colocación en pesos. En cuestión de días, la tasa de caución a un día se hundió del 25 % al 15 %. El espacio generado por esa caída ejerció presión inmediata sobre el dólar, acelerando un deslizamiento que el BCRA deberá contrarrestar.

Mega QM detalló que, sin LEFIs, los bancos debieron elegir entre encajes sin renta o instrumentos de mayor plazo y volatilidad. El resultado fue una migración de liquidez hacia LECAPs y cauciones de corto plazo con un impacto directo en las tasas pasivas. Ese cambio estructural, insistieron, terminó desestabilizando el esquema monetario.

Los analistas explican que, en un régimen de agregados monetarios, no resultaba coherente mantener un instrumento que fijara una tasa mínima con exceso de liquidez. Sin embargo, la transición agudizó desequilibrios que el mercado advirtió de inmediato.

Fuerte Intervención del BCRA y del Tesoro

Con las tasas cayendo y el dólar subiendo, el BCRA y Tesoro coordinaron un contraataque. En el mercado secundario se absorbieron $1,7 billones mediante compras de LECAPs de agosto. A continuación, se habilitaron repos a una tasa nominal anual del 36 %, lo que permitió retirar otros $3 billones de circulación.

El Tesoro, por su parte, sacó de la circulación $4,7 billones vía licitación de letras. Esta acción puso un nuevo piso en los rendimientos: los instrumentos a septiembre rindieron un 3,18 % TEM, frente al 3,01 % de la mitad de mes. En conjunto, estas maniobras sirvieron para recomponer la curva de tasas, aunque dejaron un nuevo piso sobre la inflación mensual, estimada en 1,5–2 %.

Ecolatina subrayó que esta doble dinámica —desarme de liquidez + recomposición de tasas— expuso una tensión interna: se pretende un esquema tipo «flotante controlado», pero se recurre a intervenciones activas en el mercado. Esto muestra lo indefinido del nuevo régimen monetario.

Mega QM advirtió que, al recortar la tasa mínima de las LEFIs, el BCRA abrió la puerta a tasas de equilibrio más elevadas, que ahora reflejan la mayor volatilidad del esquema monetario y cambiario.

El dólar sube mientras el Tesoro interviene con u$s700 millones

La presión sobre el tipo de cambio obligó al Tesoro a operar con divisas. Entre la semana posterior al desarme y hoy, se estima que ejecutó compras por USD 500 millones, y una semana antes ya había adquirido USD 200 millones. Estas operaciones ingresaron casi un billón de pesos en el sistema, intensificando la presión monetaria.

Ecolatina analizó que esta política encaja en la senda exigida por el FMI: dar señales de compromiso con la acumulación de reservas y moderar la volatilidad cambiaria. Pero advirtieron que cada intervención trae consigo aumentos en las expectativas de devaluación, complicando a corto plazo el control de la inflación.

El dólar oficial superó los $1280. El BCRA intervino en el mercado de futuros y el Tesoro adquirió divisas en el oficial, pero no logró contener completamente las presiones especulativas. Las medidas contienen los saltos abruptos, pero no revierten la tendencia alcista.

Mega QM remarcó que la estabilidad del dólar representa tensión: si baja la tasa en pesos, sube la demanda de cobertura; si sube la tasa, se encarece el crédito y se presiona sobre la actividad— una tensión que aún no resolver.

Depreciación del tipo de cambio real, pero con tasas reales altas

Según Mega QM, el recalentamiento del dólar nominal genera una corrección en el tipo de cambio real que, en teoría, debería permitir una baja en la tasa real de equilibrio. Sin embargo, la realidad no acompaña: los rendimientos superan los niveles previos al desarme de las LEFIs, lo que mantiene la tasa real alta.

Aún con un dólar más competitivo, la tasa real no decepcionó: la demanda esperó mayores beneficios en pesos para compensar el riesgo cambiario. Esto reflejó que la transición hacia el nuevo esquema no logró aún su propósito de bajar el costo financiero.

Ecolatina  sostuvo que si bien las LECAPs subieron del 2,5 % al 3,1 % TEM, aún se encuentra muy por encima de la inflación mensual proyectada (~2 %). En términos reales, las tasas cotizan con prima, y eso presiona sobre consumo e inversión.

Además, la fuerte posición abierta en futuros de dólar indica que el mercado no descarta nuevas correcciones cambiarias. Esto obliga al BCRA a sostener una demanda intensa de liquidez para mantener los rendimientos, lo que a su vez incrementa la presión sobre tasas reales.

Calendario electoral y estrategia macro: cómo convivir con este escenario

Con las elecciones en octubre, el equipo económico enfrenta un escenario donde tres variables macro—dólar, tasa e inflación—exigen equilibrio. El objetivo central es mostrar estabilidad cambiaria sin estrangular la economía con tasas exorbitantes.

Ecolatina explicó que contener expectativas de devaluación es esencial para permitir una relajación gradual de las tasas reales. Pero esa misma contención, si se concreta vía intervención en futuros y deslizamiento bajo control, genera tensiones en el esquema monetario.

En ese marco, Mega QM especificó que la mayor apertura en posiciones de futuros juega en contra de la estrategia: muestra preocupación y alimenta expectativas inflacionarias y de tipo de cambio.

Para que la transición tenga éxito, ambas consultoras coinciden: se necesita una acción coordinada. No alcanza solo con intervenciones cambiarias o licitaciones de corto plazo: hace falta una señal creíble de política económica cohesionada.





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