En esta época del año muchas de las consultas tienen que ver con cómo llegar con activos a lugares muy difíciles; pero no imposibles. La REM de Aapresid en conjunto con el Ing. Agr. Facundo Menta te acercan los principales tips a tener en cuenta.
La calidad de aplicación en el control de insectos y enfermedades en cultivos de soja en estadíos reproductivos es un factor clave para alcanzar resultados efectivos y sostenibles. Esta etapa del cultivo presenta desafíos particulares, sobre todo en canopeos cerrados donde la penetración y cobertura de las aplicaciones son críticas.
Para lograr una aplicación efectiva, es fundamental desarrollar criterios inequívocos previos, durante y después del proceso. Un buen monitoreo y una estrategia adecuada no solo optimizan los resultados, sino que también reducen posibles errores. Entendiendo en el último punto, hay una gran oportunidad de mejora de cara al futuro.
En esta época del año muchas de las consultas tienen que ver con cómo llegar con mayor concentración de principio activo a espacios reducidos. El que caminó sojas bien frondosas en estadios reproductivos sabe que la misión es verdaderamente difícil, pero no imposible.
¿Qué tener en cuenta previo a la aplicación?
Comprender el grado de complejidad del tratamiento es esencial. En canopeos de soja cerrados, el follaje denso dificulta la llegada de los productos a los estratos intermedios y/o más bajos, donde mayormente se concentran las plagas y enfermedades blanco.
Como toda acción de manejo, adelantarse parece ser la cuestión. El correcto monitoreo, y sobre todo el conocimiento del enemigo y sus características, es fundamental para salir victoriosos.
En cuanto a las enfermedades es importante tener en cuenta la posición del cultivo en la que se ubican y la necesidad de protección de los estratos del canopeo que más aportan a la producción (superior y medio). Esto determina el sitio al que deben llegar las gotas asperjadas con los fungicidas.

Las foliares, mayormente comienzan a colonizar en las hojas inferiores y se produce un ascenso progresivo hacia partes superiores. Mancha marrón (Septoria glycines), por ejemplo que fue la más mencionada en importancia por los productores en la encuesta REM de la última campaña, causa defoliación de hojas desde las inferiores hacia el ápice, y más del 90% de las aplicaciones para su control se realizan a partir de R3 con cultivos avanzados.
Si bien la enfermedad evoluciona en el cultivo, su ubicación sobre las hojas es fija, a diferencia de los insectos plagas que se desplazan a lo largo del canopeo. Un claro ejemplo de la importancia de comprender el comportamiento de la plaga, su posicionamiento y la calidad de aplicación es el caso de la oruga medidora (Rachiplusia nu). Su manejo representa un desafío debido a su preferencia en el estrato medio y la cara abaxial de las hojas. A simple vista, el cultivo puede parecer sano, pero al abrir el canopeo, es común encontrar daños significativos. Este comportamiento resalta la necesidad de una cobertura precisa y profunda para evitar el efecto «paraguas».
Por otro lado, no todas las adversidades impactan el rendimiento del cultivo de la misma manera en cada etapa de su desarrollo. Evaluar el estado fenológico de la soja es clave para ajustar las estrategias de manejo y determinar si es necesario actuar de inmediato, si es conveniente esperar o si la intervención llega demasiado tarde, convirtiéndose en un mero intento de “revanchismo” sin efectos significativos.
Parámetros para regular la maquinaria:
Objetivo de la aplicación, es decir, determinar cuánto contacto necesitan las gotas con el patógeno o insecto para lograr un control efectivo. En este sentido, el canopeo del cultivo actúa como una barrera física que retiene las gotas de forma involuntaria en su carrera al objetivo. Para sortear esta dificultad, se recomienda utilizar gotas medias a finas, de alrededor de 200 micrones, ya que tienen mayor capacidad para penetrar el canopeo y alcanzar los estratos bajos. Además, es esencial considerar el estado fenológico del cultivo al momento de la aplicación, ya que a medida que avanza su desarrollo y se incrementa la cantidad de hojas, se vuelve más complejo lograr una cobertura satisfactoria. Esto obliga a ajustar el tamaño de las gotas y el volumen de aplicación según la etapa de crecimiento del cultivo.
Tipo de producto a utilizar: La elección del producto también influye directamente en la estrategia de aplicación. En el caso de los fungicidas, suelen ser “localmente sistémicos”, es decir, no se mueven mucho dentro de la planta, lo que genera la necesidad de una alta cobertura de gotas por centímetro cuadrado para ser efectivos. Es crucial cubrir de manera uniforme las hojas para detener el avance de los hongos. Por otro lado, los insecticidas pueden ser de contacto, lo que requiere mojar al insecto, o sistémicos, que son absorbidos por la planta y transportados hacia arriba a través del xilema. Estos últimos exigen menos “mojado”, pero es fundamental que las gotas lleguen a las partes bajas del cultivo para que el ingrediente activo se absorba y ascienda.
Al considerar las distintas exigencias de los productos según sus características, siempre encontramos un denominador común: es esencial alcanzar una buena cantidad de gotas, incluso en los estratos más bajos del cultivo.
¿Qué contemplar al momento de la aplicación?
La eficiencia en la aplicación está directamente relacionada con el tamaño de gota seleccionado y con la cantidad de impactos logrados en el objetivo. Además es fundamental alcanzar una alta cobertura de gotas y uniformidad en la distribución del producto.
Para la preparación de caldo, muchas de las formulaciones demandarán una constante agitación ya que sino pueden darse variaciones en la concentración lo que afectará la eficiencia y seguridad de la aplicación.
En la etapa de fragmentación del caldo será esencial establecer el correcto tamaño de gotas en función de los objetivos de control y las condiciones ambientales ya que un tamaño de gota incorrecto, puede llevar a pérdidas por deriva o a una cobertura insuficiente. Surge entonces, un concepto a internalizar, el manejo del tamaño de gota.
Aspectos claves a considerar
Selección del correcto micronaje: Es crucial seleccionar el tamaño adecuado de gotas según los objetivos de control y las condiciones ambientales, para evitar problemas como la deriva excesiva o la cobertura insuficiente. En aplicaciones aéreas, se recomienda utilizar gotas de tamaño medio a fino (alrededor de 150 micrones) para lograr una buena cobertura con volúmenes reducidos. En aplicaciones terrestres, se puede usar un rango más amplio de micronajes, dependiendo del tipo de boquilla seleccionada. Las boquillas que generan gotas finas (cono hueco, abanico plano) o medias (cono lleno, abanico plano baja deriva) son las que mejor se adaptan.

Condiciones ambientales: menores tamaños de gotas conllevan un alto riesgo de exoderiva (arrastre por viento y evaporación), por lo que la medición de los diferentes parámetros ambientales de incidencia, juega un papel clave. Lo recomendable es siempre trabajar con viento de entre 3 y 12 km/h y nunca con viento cero. En cuanto a temperatura y humedad, se recomienda trabajar con un valor del Delta T (indicador confiable sobre el riesgo potencial de evaporación del agua de las gotas) inferior a 8. En el verano, las condiciones ideales suelen darse con poca frecuencia,sumado al estado de estrés del cultivo puede influir en la penetración de plaguicidas, especialmente en aquellos con diferentes grados de acción sistémica, es un aspecto a ocuparnos y prestarle atención.
Protección de gotas: La última pata del correcto manejo del tamaño de gota es la protección de las mismas con productos específicos. La calidad del coadyuvante va a depender de los atributos que tenga para potenciar la acción de los insecticidas y fungicidas. En este sentido, los tensioactivos son de mucha ayuda en el “moldeo del tamaño de gota”, ya que comprimen el micronaje propuesto de acuerdo a la boquilla seleccionada. También es necesaria su cualidad reductora de tensión superficial en las gotas, ampliando la superficie de contacto de la misma una vez en el objetivo y aumentando así la velocidad y tasa de penetración, tanto en la hoja como la plaga, según cada caso. Un tensioactivo de calidad también es de gran ayuda al compatibilizar a dos partes que “no se llevan muy bien”, el agua y el aceite. El agua es el medio para llevar el ingrediente activo al blanco, mientras que la parte oleosa presente en algunos coadyuvantes, cumple una doble función: otorga protección de las gotas con su acción antievaporante, y puede actuar como penetrante sobre todo en los insecticidas sistémicos.
¿Y con posterioridad a la aplicación?
Evaluar la calidad de aplicación tras el paso del equipo pulverizador es tan importante como las anteriores. La medición del grado de cobertura en los diferentes estratos del cultivo con tarjetas hidrosensibles, será el puntapié para evaluar el nivel de llegada en los lugares de interés, respecto a la población de gotas inicialmente deseada según la técnica propuesta.
Las tarjetas hidrosensibles son una herramienta práctica y útil para evaluar la calidad de las aplicaciones directamente en el campo. Estas tarjetas amarillas cambian de color al contacto con las gotas de pulverización, permitiendo visualizar la distribución de las mismas en los distintos estratos del cultivo. Aunque no permiten cuantificar el volumen exacto de aplicación, brindan información valiosa sobre la cobertura y el tamaño de las gotas. Estas, se colocan en puntos estratégicos del cultivo antes de la aplicación, orientadas hacia el flujo de aire de la pulverizadora y se retiran después de la aplicación para evaluar la uniformidad y efectividad de la cobertura, ya sea manualmente o mediante aplicaciones especializadas.
El monitoreo del estado del cultivo, incluyendo el nivel de control y la evolución de la adversidad, proporciona un indicador real del desempeño del tratamiento. Continuar evaluando las tecnologías empleadas permitirá contar con margen para actuar ante posibles reinfestaciones debido a ineficiencias en el control, o confirmar que el manejo fue el adecuado.
Consideraciones finales
La calidad de aplicación en cultivos de soja con canopeos cerrados exige un enfoque meticuloso y multifacético. Cada etapa del proceso influye directamente en la efectividad del control La implementación de estrategias de aplicación bien fundamentadas y el aprovechamiento de tecnologías de punta son fundamentales para alcanzar resultados productivos, eficientes y sustentables.
Fuente: Aapresid
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