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Diálogos de Wall Street


Periodista: Wall Street aguarda el desenlace de la reunión de la FED y, mientras espera, le rinde grandes honores. El S&P 500 y el Nasdaq estrenaron récords flamantes. ¿No existe ningún temor? ¿Nadie considera la posibilidad de un banco central más agresivo?

Gordon Gekko: No demasiado. Pero, antes que concluya el mitin vamos a conocer la primera lectura de la inflación al consumidor de mayo. Hay un riesgo evidente allí.

P.: Todo este año la inflación fue más alta que lo debido, y, siempre, invariablemente, Powell le puso paños fríos a la reacción instintiva del mercado. ¿Es bueno o malo, entonces, que ofrezca una conferencia de prensa después de conocer el número por la mañana?

G.G.: En estas circunstancias, la FED es tu amiga. Y sabemos que ha hecho votos de paciencia. Por otro lado, la cifra que se espera de inflación (núcleo) ya es alta de por sí. 0,3%. Estamos vacunados así para absorber un mal número, aunque no uno horrible, que es muy poco probable teniendo en cuenta el derrape sostenido del precio de la nafta desde mediados de abril. El costo del transporte debería sosegarse.

P.: Mayo sorprendió con la creación de 272 mil nuevos empleos netos. Son cien mil más que lo que se pronosticaba. Si la inflación repunta, ¿no debería la FED ajustar, por lo menos, su discurso?

G.G.: Cambiará el mapa de puntos que nos presentó tres meses atrás, aunque la inflación no repunte. Ese será el mensaje. Ya hicimos mérito suficiente para esa modificación. Y la tenemos masticada. De ahí, la tranquilidad con que se espera la reunión.

P.: Se mantendrán las tasas donde están por más tiempo.

G.G.: Es el mandamiento que incorporamos. No incomoda a nadie.

P.: Nadie piensa en una baja de tasas hasta septiembre. Como mínimo.

G.G.: Que yo sepa solo el Banco de Tokio-Mitsubishi (MUFJ) conserva la idea de que podría ser en julio.

P.: El mapa de puntos de marzo contemplaba, en su mediana de proyecciones, tres recortes de tasa en 2024. Eso no se sostiene. ¿Usted qué cree?

G.G.: Que serán dos.

P.: Esther George, quien hasta hace muy poco presidía la FED de Kansas City, se inclina por una sola.

G.G.: Esa sería la variante “agresiva” de la comunicación anticipada (“forward guidance”). Puede ser, no sería cuestionable. Y más si la data puntual de la inflación de mayo, le da el pie a un gesto más adusto.

P.: En concreto, ¿usted imagina una baja de tasas en septiembre y otra después de la elección? ¿En noviembre o diciembre? ¿O las dos después de pasar por las urnas, para no generar roces con la política?

G.G.: Yo pienso que no hay necesidad de distender más las condiciones financieras. No después del “tapering” de la reducción de la hoja de balance de la FED (QT). Fíjese que rige un virtual “tope” a las tasas largas del Tesoro. Después del anuncio del QT, las tasas de diez años operan por debajo de 4,50% sostenidamente. Aun cuando la data nos sorprenda con registros muy robustos.

P.: Solamente se superó 4,5% en la semana en que flaqueó la demanda directa en las subastas de notas de 2, 5 y 7 años. Pero no duró mucho.

G.G.: Si no hay novedad en el frente, en la inflación y actividad, la FED puede dejar toda intervención para después de la elección. Powell abogó por ejercer la paciencia refiriéndose a la inflación. Pero es un manto que puede cubrir también la última milla de la campaña.

P.: La elección es el martes 5 de noviembre. La reunión de la FED se corrió por ello. Empezará el día siguiente y terminará el 7. ¿Querrá gatillar una baja de inmediato? ¿No se vería como un intento burdo de congraciarse con el mandatario triunfante?

G.G.: Dependerá de las condiciones vigentes en el momento. Si fuera menester no importa el qué dirán. Pero, es verdad, la FED podría postergar la decisión para el último cónclave del año, el 18 de diciembre. Sería esencialmente lo mismo. Hoy no se prevé que haya urgencia para realizarla. Menos cabe pensar que se precise una seguidilla de recortes.

P.: La vida continuará. Tiene todo 2025 para hacer sintonía fina de la política monetaria. Y puede comunicarlo así con el nuevo mapa de puntos.

G.G.: Está clarísimo. Puede mantener las tasas estables por más tiempo y, por caso, redistribuir la baja de tasas prevista. Retacearlas en 2024 y agregarlas el año que viene. Sobre todo, si decide corregir en alza las proyecciones de inflación de 2024 y no quiere provocar un sobresalto en los mercados.





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