En julio de 2022, Georgalos le compró al grupo internacional Mondelez la marca Mantecol y, de ese modo, volvió a retomar el control sobre una etiqueta emblemática y que con el paso del tiempo se se convirtió en un genérico para el sector al estilo del Paty y la Savora para los alimentos; la Gillette para los artículos de afeitar o la Bayaspirina para calmar un dolor de cabeza.
Se trata de Mantecol, que logró adquirir después de 21 años desde aquel 18 de enero del 2001 cuando la había vendido a la filial local del grupo británico Cadbury Schweppes debido a la situación económica del país y al sabor amargo que le dejó a la familia Georgalos el efecto tequila.
En ese momento, el grupo europeo pagó u$s22,6 millones, dinero que le sirvió a Georgalos para cancelar gran parte del pasivo que había acumulado, capitalizarse y producir nuevos productos.
Pero la operación también le impidió competir en el mercado del postre de maní, donde se comercializaba el Mantecol, por siete años, luego de los cuales, en el 2008, lanzó Nucrem que ahora convive con Mantecol y que se producen en la planta que perteneció a Mondelez, ubicada en la localidad bonaerense de Victoria donde también se fabrican otras tradicionales golosinas como Jirafa, Lengüetazo, Bazooka y Palitos de la Selva, que también formaron parte del regreso de la operación retorno de Mantecol a la empresa que en 1939 fundó Miguel Georgalos, un inmigrante llegado en la década del 30 proveniente de la isla griega de Chios y cuya primera creación fue el postre de maní derivado del halvá.
Referente y emblema
Lo llamó Mantecol, porque una vecina le decía que por la forma en que presentaba el postre envuelto en papel aluminio se parecían mucho a los panes de manteca. Georgalos comenzó a producir en 1939 en la Capital Federal, más precisamente en el barrio de Floresta, adonde se mudó junto a su esposa a una casa en la esquina de las calles Segurola y Elpidio González.
Luego compraron la vieja cancha de All Boys en esa misma esquina para emplazar la primera planta de la empresa que en un primer momento fue bautizada como La Greco Argentina hasta convertirse en Georgalos Hnos.
A fines de los años ’50, la familia comenzó a buscar un campo en Córdoba para autoabastecerse de maní y avanzar en el negocio. Así llegaron a la localidad de Río Segundo, que pasó a ser la sede de la empresa y de su marca insignia que era cada vez más conocida entre los consumidores argentinos.
Pero más allá de ese reconocimiento, el nombre de Mantecol se reforzó por la amistad de Miguel Georgalos con Manuel García Ferré, el creador de Anteojito y quien durante años le cedió a la empresa la contratapa de la revista infantil, estrategia que le sirvió para encarar un fuerte proceso de crecimiento hasta que la marca fue vendida.
Sin embargo, en el 2022, la compañía pudo recuperar su emblema marcario que marcó el cierre del segundo deal de la compañía en nueve meses si se tiene en cuenta que en octubre del 2021 adquirió el 100% de las acciones de Alimesa S.A, una planta que era propiedad de Pepsico ubicada en la provincia de La Rioja y en la cual se elaboran Toddy y Zucoa y que se sumaron al portfolio de Georgalos al igual que Flynn Paff; Nucrem; Namur; Full Maní; Tokke y a las que se estarían sumando Mantecol; Bazooka; Lengüetazo y Palitos de la Selva.
Georgalos posee además una línea de chocolates sin azúcares agregados, otra de repostería y turrones, confituras y panificados navideños, junto a las barras Flow Cereal y cereales para desayuno tras la adquisición de General Cereals.
Fondos para crecer
En la actualidad, el grupo cuenta con más de 1.700 empleados, además de operar cuatro plantas productivas y dos centros de distribución a los que sumará los 600 trabajadores y el establecimiento de Victoria.
Ahora, y como parte de un plan de expansión que la compañía que dirige Guillermo Rimoldi, salieron a buscar una inyección de capital de aproximadamente u$s100 millones a partir de diferentes alternativas para poder recaudar esos fondos en los próximos años.
Con ese objetivo, contrató al Banco Santander, entidad encargada de explorar para Georgalos distintas alternativas de fondeo, incluyendo alianzas, joint ventures o hasta la incorporación de nuevos socios.
Fuentes de la compañía descartaron que se trate de una maniobra para volver a desprenderse de Mantecol y aclararon que la estrategia apunta a tres objetivos clave como son modernizar su infraestructura industrial, lanzar nuevas líneas de productos y fortalecer su presencia productiva en Latinoamérica.
En este sentido, el proceso contempla mejoras significativas en la planta de Río Segundo, una de las más antiguas, así como la incorporación de tecnología para eficientizar procesos, especialmente en el área de chocolates, donde se prevé una inversión cercana a los u$s25 millones.
Georgalos: planes para crecer en el 2025
Además, Georgalos busca expandirse más allá de lo comercial y establecer operaciones productivas en países como Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Ecuador y Colombia.
En forma paralela, desde la empresa aclararon que tienen una mirada optimista con respecto a las operaciones comerciales durante este 2025, en las cuales anticipan que alcanzarán una facturación cercana a los u$s230 millones, lo que representa un crecimiento a nivel de dos dígitos respecto de 2024.
La estrategia complementa la búsqueda de fondos frescos que Georgalos viene llevando a cabo a partir de la emisión de Obligaciones Negociables (ON), que inició en el 2022 cuando debutó en el mercado de capitales.
Lo hizo con el lanzamiento de un títuio que le permitió recaudar u$s2 millones para financiar su plan de expansión que, entre otras cosas, incluyó la compra de varias marcas como Toddy y Zucoa a Pepsico.
El dinero también le permitió estirar plazos de pago de parte de su deuda y usar el resto para lo que en la jerga financiera se conoce como capex o inversión para mantener o expandir bienes de capital como fábricas, maquinaria, y vehículos.
Se trató de la primera emisión de ON que emitió la compañía en sus 80 años de historia por u$s3.229.080 (dollar-linked) en el mercado local a una tasa del 0%, a 36 meses de plazo y con una sobresuscripción de más de dos veces el monto máximo de la emisión.
Georgalos usó el dinero para la compra de varios equipos de última tecnología para sus plantas de Río Segundo y Luján, donde produce cereales para desayuno y chocolates, respectivamente, además de refinanciar parte de sus pasivos e integración de capital de trabajo.
La emisión fue organizada, colocada y garantizada por Banco Comafi y Banco Supervielle y se concretó bajo el régimen de oferta pública para pequeñas y medianas empresas de la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Además, la firma Tanoira Cassagne Abogados asesoró como deal counsel en esta emisión que ya había sido anunciada por Georgalos en agosto del 2021 pero que luego decidió suspender por las inestables condiciones que presentaba el mercado en esos momentos.
Unos meses después y con el respaldo de los mismos bancos, obtuvo alrededor de $1.100 millones con la emisión de una nueva serie de ON que, en un 70% fue establecida bajo dólar link y el 30% por tasa Badlar.
La serie tiene un plazo de 48 meses y lo recaudado fue utilizado también para reperfilar deuda de corto plazo a largo plazo y «calendarizar» ese pasivo a largo plazo con el objetivo de sentirse más cómodos y tranquilos desde el punto de vista financiero.
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